
Desde los 15 que vengo diciendo que el cuerpo de la mujer es cruel. Y a pesar de que los hombres me retrucan que la mujer en su totalidad lo es, yo sigo comprobando que el envase que nos tocó es maldito. Y te explico porqué. Hasta los 11 vivimos sin pena ni gloria más o menos igual que los varones. Pero a los 12 (años más años menos) cuando te indisponés por primera vez, acaban de robarte tu peso. Sí, sí, como lo leés. Ya nunca más vas a poder saber cuánto pesás. Porque depende del día del mes vas a estar +/- 2 kilos, lo que representa +/- hinchada, y te entra +/- ropa! (nada mejor para esa edad) Entonces soñás con no indisponerte más, y (decisiones más, decisiones menos) te embarazás. Y ahora sí la hinchazón llega para quedarse! Tanto que puede que tu estómago termine debajo de la garganta o tu vejiga se enrosque en la columna vertebral. Pero en ese momento no te importa nada. Tu vida se focaliza en tu panza, tu hijo, su futuro juntos, la cuna, la deco de la piecita, la ropita, los chiches… ¿a quién le va a importar dónde está su hígado? Pero tarde o temprano el bebe abandona el útero y quién se queda a limpiar el “desorden”. Obvio, vos.
Ahí se viene una etapa de vaivenes, que tu cuerpo te marcará a rajatabla. Si das el pecho y tenés mucha leche, se te van a poner como dos melones durísmas (dirían en lo de Petinato) que no va haber pad que te banque. Vas a rogar que el bebe tome y tome, o te vas a pegar el sacaleche a la axila con tal de relajar un poquito la zona.
Ahora. Algo muy distinto quedó en lo que solía ser tu panza. Es el principio del fin. Ahí ya se perciben los primeros efectos de la ley de gravedad. Básicamente, donde estaba tu hijo, ahora hay un flan. Una gelatina con animal print de estrías que cae rotundamente hacia abajo, ejerciendo un movimiento pendular (de un lado al otro) cuando caminás. “Tenés que fajarte” sentencia tu mamá. Y vos te la quedás mirando y al fijar tu vista en su panza, pensás: “¿Me está jodiendo? ¿Con qué autoridad lo dice? ¿Todavía cree que funciona?
Ni te digo cuando dejás de amamantar. Ahora sí. El estómago que antes quedaba arriba del esternón, hoy pelea con las tetas a ver quién llega más abajo. Es como si te hubiera agarrado el Sopleteador de Arnet despeinándote el cuerpo de cabeza a pies.
Yo apenas llevo 33 años con este cuerpito Boteresco. Pero escucho ideas de tunning para dentro de unos años. Si ya te hiciste algo y lo recomendás… CONTAME!!!