miércoles, 30 de marzo de 2011

De la gravidez a la gravedad


Desde los 15 que vengo diciendo que el cuerpo de la mujer es cruel. Y a pesar de que los hombres me retrucan que la mujer en su totalidad lo es, yo sigo comprobando que el envase que nos tocó es maldito. Y te explico porqué. Hasta los 11 vivimos sin pena ni gloria más o menos igual que los varones. Pero a los 12 (años más años menos) cuando te indisponés por primera vez, acaban de robarte tu peso. Sí, sí, como lo leés. Ya nunca más vas a poder saber cuánto pesás. Porque depende del día del mes vas a estar +/- 2 kilos, lo que representa +/- hinchada, y te entra +/- ropa! (nada mejor para esa edad) Entonces soñás con no indisponerte más, y (decisiones más, decisiones menos) te embarazás. Y ahora sí la hinchazón llega para quedarse! Tanto que puede que tu estómago termine debajo de la garganta o tu vejiga se enrosque en la columna vertebral. Pero en ese momento no te importa nada. Tu vida se focaliza en tu panza, tu hijo, su futuro juntos, la cuna, la deco de la piecita, la ropita, los chiches… ¿a quién le va a importar dónde está su hígado? Pero tarde o temprano el bebe abandona el útero y quién se queda a limpiar el “desorden”. Obvio, vos.
Ahí se viene una etapa de vaivenes, que tu cuerpo te marcará a rajatabla. Si das el pecho y tenés mucha leche, se te van a poner como dos melones durísmas (dirían en lo de Petinato) que no va haber pad que te banque. Vas a rogar que el bebe tome y tome, o te vas a pegar el sacaleche a la axila con tal de relajar un poquito la zona.
Ahora. Algo muy distinto quedó en lo que solía ser tu panza. Es el principio del fin. Ahí ya se perciben los primeros efectos de la ley de gravedad. Básicamente, donde estaba tu hijo, ahora hay un flan. Una gelatina con animal print de estrías que cae rotundamente hacia abajo, ejerciendo un movimiento pendular (de un lado al otro) cuando caminás. “Tenés que fajarte” sentencia tu mamá. Y vos te la quedás mirando y al fijar tu vista en su panza, pensás: “¿Me está jodiendo? ¿Con qué autoridad lo dice? ¿Todavía cree que funciona?
Ni te digo cuando dejás de amamantar. Ahora sí. El estómago que antes quedaba arriba del esternón, hoy pelea con las tetas a ver quién llega más abajo. Es como si te hubiera agarrado el Sopleteador de Arnet despeinándote el cuerpo de cabeza a pies.
Yo apenas llevo 33 años con este cuerpito Boteresco. Pero escucho ideas de tunning para dentro de unos años. Si ya te hiciste algo y lo recomendás… CONTAME!!!

martes, 29 de marzo de 2011

Ser madre: ¡ahora o nunca!


Viniendo para el trabajo leí la tapa de la revista Barcelona y me pareció que se merecía ser parte de mi post de hoy. El titular de tapa decía: ¡A coger que se acaba el mundo! Frente al Apocalipsis de desastres naturales, recomiendan copular sin preservativos. Enseguida lo asocié con la extensión de la licencia que ya es ley en Córdoba y gracias a Dios también se está debatiendo en las Cámaras de la Provincia de Buenos Aires y a nivel nacional.
¡Fabulantástico! ¿Cómo lo conseguimos?
- Realmente se termina el mundo en el 2011 -Nostradamus tenía razón- y como de acá a que quedar no llegás a tomarte la licencia… ¡te dicen lo que querés escuchar!
- ¡Es año electoral chicas! Si ellos votan por esta ley, creen que vos tu marido y tu mamá y tu suegra y todos los que alguna vez te tienen que cuidar al nene ¡los van a votar!
- Enterate que estás en un blog muy influyente. Y mi persuasivo post Volver al trabajo: 38 semanas de gestación. ¿12 de licencia? (linkear http://terapiadeprimerizas.blogspot.com/2011/01/licencia-para-matar.html) logró convencer a todos estos diputados y senadores!
Egontricidades aparte, la verdad es que creo que como Nación, deberíamos preguntarnos qué clase de ciudadanos queremos tener a futuro y ayudar a sus padres en el día a día, para que generar un fuerte vínculo como familia. Obviamente esto caería en saco roto si esto no se acompaña de mejoras económicas para los maestros que lo van a educar y los médicos que lo van a cuidar, no?