lunes, 27 de diciembre de 2010

Ser madre no es negocio


Después de recibir varios piropos de lectoras sobre la función social y educativa de este Blog, me dije: ¡Tenés que contárselo a todas! Y acá estoy, torturando a las teclitas, envenenada por dentro y casi como el increíble Hulk pero en versión roja por fuera porque con la guita no se jode!

Y no lo digo por el master en pañalería que tenés que hacer para encontrar el pañal que mejor se banca tu bolsillo y la colita de tu bebé, sin gastar en OxyPower lo que no gastaste en pañales. Tampoco lo digo por la leche maternizada, que por su precio debería estar entre los productos de lujo, cerrados bajo llave y con alarma. Menos aún me refiero a la ropita de marca que apenas le ponés dos veces y no le entra o te la cagó tanto que el lamparón más chico parece el logo de Art Attak.

Lo digo porque que el otro día, cuando revisaba el resumen del banco, me di cuenta de que mi aguinaldo se había reducido a la mitad. Y como de por sí ya se cobra medio aguinaldo, éste era la mitad de la mitad. O sea un cuarto. Enseguida consulté con administración y a qué no saben qué (Sentate porque lo que vas a leer es fuerte): Resulta que en el sector publicitario, a quien se toma licencia por maternidad no le corresponde cobrar el aguinaldo por esos 90 días no trabajados. Y eso no es todo. Tampoco les corresponde pagarte la prepaga.

¡INCREIBLE! ¡INDIGNANTE! ¡INSOLITO! ¿Y ahora me lo venís a decir? (diría el de todos contra Juan) ¡Cuando el bebe tiene 5 meses y uno cuenta con esa guita a fin de año! Amigas lectoras, ¿Esto es así? ¿Esto es ley? Porque no tiene ni la más mínima lógica que te saquen guita y cobertura médica cuando más la necesitás! Yo ya sabía que ser mamá no era redituable. Pero tampoco ir a pérdida, no? Hoy más que nunca leé, reenvía a tus amigas y comentá este post. A ver si entre todas nos enteramos qué derechos y obligaciones nos corresponden, por el simple hecho de tratar ser madres sin dejar de ser trabajadoras.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Perrrrmiiiisooooooo!!!


Hace algunos años atrás, cuando todavía no estaba ni en mis planes ser madre, tenía una autoritaria idea sobre los carritos de bebes y las veredas. Que tengan un horario predefinido para salir. De 8 a 10 y de 15 a 17 los fines de semana, por ejemplo. Así podrían hacer las compras sin chocarse con nadie.
Pero todo cambió. Hoy soy yo la que camina detrás del carrito y esta nueva óptica me mostró un sinfín de personajes que pueblan las veredas porteñas.
Para empezar, Mauricio, arreglaste muchas calles pero de vereda, ni una! ¿Qué onda? ¿Te votan sólo los que tienen auto?
Después, las viejas que se cuelgan mirando al bebe dentro del cochecito, como esperando que él les haga algo. “Señora, circule por favor! Me está piqueteando la bajada a la calle, ojeando al chico y encima pretende que le haga show?
Otro especímen, son los que andan por la vereda en riel. Gente que no parece que camina, sino que rueda casi, siempre por el mismo lugar. Inalterable. No es capaz de moverse un centímetro, así se le ponga enfrente el que entrega los pedidos del super, la Mole Moli o Jessica Cirio. El tipo sigue por su senda imaginaria y ni se te ocurra hacerle frente, porque te pasa por arriba sin esbozar ni una disculpa. Obviamente para tipos como este, un carrito es trasparente. Porque va al ras del suelo, no tiene cabeza que le tire miradas con puñales, ni bíceps de patovica que lo cague a piñas, ni la voz de Narcizo Ibañez Menta para que aunque sea le pegue un susto.
Además, matizan las vísperas navideñas, todos esos renovados vendedores ambulantes que ya descaradamente okupan tres cuartas partes de las anchísimas veredas, ya colmadas de enfermos consumistas. Lo que genera que en un ráudo paso del carro por su manta, tu bebé casi sin darse cuenta ligue algún collarcito hippie, que bien le podría quedar a tu cuñada.
Ahora los peores participantes de esta fauna son los tacheros. Esos hijos de un tren y 700 vagones de putas que te ven recontracargada de bolsas, el carrito, el bebé deshidratado, hacen 42 grados a la sombra, vos le hacés seña y hace que no te ve. O peor: te para y cuando girás para subir el carro, se hace el boludo y te dice que lo llaman del radio!!! Eso no es maldad, es hijaputez! Definitivamente, si hay algo que las fiestas no son, es felices.

martes, 7 de diciembre de 2010

LACTANCIA. La única diferencia entre la vaca milka y vos, es el violeta.


De acuerdo al Manual del Pediatra Bonaerense y la Guía de Buenas Prácticas de la Puericultora, los bebés recién nacidos deben comer entre 7 y 8 veces al día. Lo que dividido por las 24 horas del día, nos daría que los pequeños gurrumines necesitan estrujarte más o menos cada 3 horas. Pero lo que nadie te dice que ese “cada 3 horas” NO ES “cada 3 horas”. Sino cada cuanto se le cante. Porque si tu hermoso retoño te succionó de 9 a 10:30, las 3 horas se cumplirían a las 13:30 pero como su hambre no entiende de números, le vas a tener que dar la teta sí o sí a las 12, porque la hora que cuenta es la del comienzo sin importar a qué hora terminó de tomar. O sea que puede comer más que dormir!
Para que te des una idea, es como en un casamiento. Aunque vos arrancaste con la picada tipo 22, seguiste con los platos y hasta limpiaste el plato del de al lado, cuando a la 1 de la mañana llega el postre, te lo devorás.
Volviendo a los bebes, lo más terrible no es sentir que la teta ya no es nuestra sino más bien una extensión conectada permanentemente a nuestro hijo. Lo más macabro de todo es caer el el ciclo del insomnio. Una seguidilla de situaciones nefastas concatenadas entre sí, para hacer de tu vida un infierno. Arrancás a eso de las 2 de la mañana para darle la teta. Sueñito de por medio se hacen las 3:30. Aunque no sabés cuánto comió, tratás de hacerle el “provechito” -que es algo así como el ISO 9001 contra cualquier ahogo mientras duerme-. Con tanto sarandeo, el bebé digiere y como cualquier ser humano, descome. Lo que te lleva a cambiarle el pañal. Ahí ya son las 4.30 y el pibe tiene más pilas que el conejito de Duracell y te mira con cara de “¿Vamos a jugar?”. Esquivando tus propias ojeras, caminás, le cantás y lo arrullás con todos los Cds de Babys and lo que sea… Y sí… se hicieron las 5.30. ¿Y a que no sabés qué? LE AGARRÓ HAMBRE DE NUEVO!! Y si le das teta se va a cagar de nuevo, y le vas a cambiar el pañal de nuevo, y otra vez a arrullarlo… y podemos seguir así hasta que cumpla 1 año o te hinches tanto las pelotas, que por tu salud mental, le des una mamadera para que morfe en 10 minutos y se duerma al toque.
A este ritmo no hay tapaojeras ni pareja que aguante! Tu buen humor es apenas un recuerdo. Tu vida se limita a tu cama, el moisés y el cambiador.Y lo más loco que hacés, es arreglar con tu mamá, hermana o marido para que te cuide al nene 20 minutitos, así te podés bañar! :S Y es ahí, bajo la ducha cuando pensás: Qué vida la de la vaca, eh… ¡Sólo la ordeñan 2 veces al día!