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viernes, 16 de mayo de 2014

¿Qué debe saber un chico de 4 años?



 Hoy me desperté leyendo este artículo de la Lic. Miriam I Martínez y automáticamente me obligué a compartirlo con ustedes. Es medio larguito pero creeme que cada palabra vale la pena...

Hace poco, en un foro sobre la educación de los hijos, leí una entrada de una madre preocupada porque sus hijos, de cuatro años y año y medio, no sabían lo suficiente. "¿Qué debe saber un niño de cuatro a...
ños?", preguntaba.

Las respuestas que leí me llamaron mucho la atención. Una madre indicaba una lista de todas las cosas que sabía su hijo. Contar hasta 100, los planetas, escribir su nombre y apellido, y así sucesivamente. Otras presumían de que sus hijos sabían muchas más cosas, incluso los de tres años. Algunas incluían enlaces a páginas con listas de lo que debe saber un niño a cada edad. Solo unas pocas decían que cada niño se desarrolla a su propio ritmo y que no hay que preocuparse.

Pensé que probablemente la respuesta de esas mujeres a una madre angustiada fuera añadirle más preocupación. Somos una cultura tan competitiva que hasta nuestros niños en edad preescolar se han convertido en trofeos de los que presumir. Pero atención!!! La infancia no debe ser una carrera que arroja por resultado niños ganadores y niños perdedores.

Alicia Bayer, una mujer norteamericana que se interesa por los temas de infancia y educación, hace una lista de aquellas cosas importantes que debe saber un niño/a de 4 años. Me pareció hermosa y la comparto:

1.Debe saber que lo quieren por completo, incondicionalmente y en todo momento.

2.Debe saber que está a salvo y además cómo mantenerse a salvo en lugares públicos, con otra gente y en distintas situaciones. Debe saber que tiene que fiarse de su instinto cuando conozca a alguien y que nunca tiene que hacer algo que no le parezca apropiado, se lo pida quien se lo pida. Debe conocer sus derechos y que su familia siempre lo va a apoyar.

3.Debe saber reír y utilizar su imaginación. Debe saber que nunca pasa nada por pintar el cielo de color naranja o dibujar gatos con seis patas.

4.Debe saber lo que le gusta y tener la seguridad de que se le va a dejar dedicarse a ello. Si no le apetece nada aprender los números, sus padres tienen que darse cuenta de que ya los aprenderá, casi sin querer, y dejar que en cambio se dedique a las naves espaciales, los dinosaurios, a dibujar o a jugar en el barro.

5.Debe saber que el mundo es mágico y él también. Debe saber que es fantástico, listo, creativo, compasivo y maravilloso. Debe saber que pasar el día al aire libre haciendo collares de flores, pasteles de barro y casitas de cuentos de hadas es tan importante como aprender los números. Mejor dicho, mucho más.

Pero más importante es lo que deben saber los padres:

1.Que cada niño aprende a andar, hablar, leer y hacer cálculos a su propio ritmo, y que eso no influye en absoluto en cómo de bien ande, hable, lea o haga cálculos después.

2.Que el factor que más influye en el buen rendimiento académico y las buenas notas en el futuro no son los manuales, ni las guarderías elegantes, ni los juguetes caros, sino que mamá o papá dediquen un rato cada día o cada noche (o ambos) a compartir momentos de juego, lectura, dibujos y risas con sus hijos.

3.Que ser el niño más listo o más estudioso de la clase nunca ha significado ser el más feliz. Estamos tan obsesionados por tratar de dar a nuestros hijos todas las "ventajas" que lo que les estamos dando son unas vidas tan pluriempleadas y llenas de tensión como las nuestras. Una de las mejores cosas que podemos ofrecer a nuestros hijos es una niñez sencilla y despreocupada.

4.Que nuestros niños merecen vivir rodeados de libros, naturaleza, utensilios artísticos y, lo más importante, libertad para explorarlos. La mayoría de nosotros podríamos deshacernos del 90% de los juguetes de nuestros hijos y no los echarían de menos, pero algunos son importantes: juguetes creativos como los LEGO y los de encastre, una buena cantidad de témperas y plastilinas, los instrumentos musicales, los disfraces, y libros y más libros. Necesitan libertad para explorar con estas y otras cosas, amasar pan y ponerlo todo perdido, usar pintura, plastilina y purpurina en la mesa de la cocina mientras hacemos la cena aunque lo salpiquen todo, tener un rincón en el jardín en que puedan arrancar la hierba y hacer un cajón de barro.

5.Que nuestros hijos necesitan tenernos más. Hemos aprendido tan bien eso de que necesitamos cuidar de nosotros mismos que algunos lo usamos como excusa para que otros cuiden de nuestros hijos. Claro que todos necesitamos tiempo para un baño tranquilo, ver a los amigos, un rato para despejar la cabeza y, de vez en cuando, algo de vida aparte de los hijos. Pero vivimos en una época en la que las revistas para padres recomiendan que tratemos de dedicar 10 minutos diarios a cada hijo y prever un sábado al mes dedicado a la familia. ¡Qué horror! Nuestros hijos necesitan la Nintendo, los ordenadores, las actividades extraescolares, las clases de ballet, fultbol e ingles mucho menos de lo que nos necesitan a NOSOTROS. Necesitan a unos padres que se sienten a escuchar su relato de lo que han hecho durante el día, unas madres que se sienten a hacer manualidades con ellos, padres y madres que les lean cuentos y hagan tonterías con ellos. Necesitan que demos paseos con ellos en las noches de primavera sin importarnos que el pequeñajo vaya a 150 metros por hora. Tienen derecho a ayudarnos a hacer la cena aunque tardemos el doble y trabajemos el doble. Tienen derecho a saber que para nosotros son una prioridad y que nos encanta verdaderamente estar con ellos.

 Tal como decía ella, creo que tenemos mucho para reflexionar como padres, educadores, o el rol que nos una con la infancia. ¿Vos qué pensás?

 

miércoles, 29 de enero de 2014

Despedida

Siempre me costaron las despedidas pero hoy creo que empecé a sentir eso que llaman "vivir a través de los hijos". Hacía días que venía charlando con elpadre que teníamos que contarle a Joaco que iba a dejar del todo la guarde. Cosa de que no pase lo que conté acá. Pero típico argentino vivillo me dijo "si no pregunta no le digamos nada". Onda que fluya. Total, él deja ahora ahí la colonia, nos vamos de vacaciones y la vuelta arranca el otro jardín del cole todo el día. "Tal vez ni se da cuenta" , agregó.

Mbue. Hoy se nos quemaron los libros. Cuando lo voy a buscar arranca la charla contándome que si seño (que ama y extrañó todo enero porque recién volvió este lunes) le dijo que lo iban a extrañar. Yo haciéndome la gila pregunto porqué. Y el otro super relajado me dice: "Porque no voy a ir más. Por eso me van a  extrañar." (Un nudo atacó mi garganta).

Al toque cambió de tema, yo le seguí el juego y la tarde pasó. Pero mi cabeza siguió pensando todo lo que vivimos en estos 3 años y un poco más. Recordé el primer día que fuimos a conocer esta guarde. Y el detonante que me hizo elegirlas: ver la cara de los chicos realmente FELICES. No se cómo explicarlo. Fue una sensación, una energía positiva dirán algunos... vibra... no se. Sólo se que desde el primer día supe que ahí Joaco iba a estar muy bien. Y así fue. El primer día que lo dejamos tenía 5 meses. Ni siquiera se sentaba. Pero era todo sonrisa cuando elpadre agarraba la mochilita para llevarlo.

¡Cuánto cambió! ¡Y cuánto nos ayudaron a a crecer a los 3! No se si acá lo escribí pero más de una vez le dije a mi mamá que... (después de pasar un finde largo con Joaco) "Yo estoy convencida que a las seños les pago poco por lo que lo aguantan!"  Es que nos bancaron en tantas! Recuerdo cuando Joaco tenía un año y se enfermó mal elpadre y por prescripción médica no podía estar él con Joaco. En ese momento Joaco iba solo de tarde. Mis padres y suegros viven a 60 km. Y yo tenía que ir a trabajar. Caí con el nene a las 9, les pregunté y lo tuvieron hasta que yo pude volver. Ahí fueron seños, familia y amigas. Lo mismo cuando nació el hermanito y murió mi suegro. Fueron y son gigantes inolvidables.

Claramente me cuestan mucho las despedidas. Porque las arranco antes que pasen y las sigo despidiendo cuando pasaron. Lo loco es que soy yo la que estoy llorando. A Joaco lo noté re tranqui, superadísimo. No se si se hace el fuerte. No termina de entender qué va a pasar. O se lo tomó super bien. Como un crecimiento, un cambio para bien. Bueno de hecho al jardín del cole fue todo el año pasado medio turno. Es decir, ya conoce a los compañeritos y el lugar, y le encantó tanto que durante todo diciembre preguntó cada día cuándo iba a volver.

¿Ves? Ahí es donde yo creo que empiezo a vivir su vida al entristecerme por dejar el jardín. ¿Me leíste? ¡Escribí dejar el jardín como si fuera yo la que se va de la guarde al cole! Claro es que vos entrás ahí y se respirá ambiente a casa. Yo los veo a los chicos tan sueltos, libres y felices como en las casas de abuelas. Corriendo, cantando, pintando, aprendiendo, disfrazándose, abrazándose,saludando y haciendo amigos. ¡Cuánto se van a extrañar! Los veo a ellos y me veo a mi, llorando porque mi mejor amiga se cambió de cole cuando terminamos el jardín y arrancamos el primario. (Nota mental: arrancá terapia).

No me queda más que agradecer todo el amor, paciencia y vocación que estos hombres y mujeres le dan cada día a mis hijos. Soy feliz porque los veo felices y porque veo que los educan en la pluralidad, en la igualdad, en el respeto, con valores y priorizando el pleno bienestar de cada chico.

Voy a secarme las lágrimas antes de que me vea Joaco. A ustedes ¿les pasó algo así?

miércoles, 22 de enero de 2014

Y se va la segunda

No se porqué el ser humano se dice inteligente si necesita por lo menos caerese dos veces con una misma piedra para aprender a esquivarla. Eso más o menos pasa con el segundo hijo. Una se va acordando a medida que el retoño crece de Uh! cómo dolía dar la teta, Uh"! cómo se despierta cada 3 horas! Uh! qué maldita época los dientes!, Uh! como se ensucia cuando arranca a comer!... y mil etcs. Es como que una ha avanzado con el crecimiento del grande y la segunda vivencia te hace sentir que retrocediste mil casilleros. Una de esas tantas vivencias que seguramente debo haber olvidado pero como leerán me ocupo de anotar para NO volver a tener un hijo y tener que pasar por ella es: la famosa crisis del 8vo mes. Hace un poco menos de 3 años escribí esto sobre mi experiencia con Joaco. Para las que aún no lo han vivido o tuvieron la suerte de zafarla les cuento que es como una super angustia que le agarra al pibito porque, al empezar a moverse queriendo gatear, se da cuenta que vos y él ya no comparten un mismo cuerpo. (Gracias a Dios!!) Onda que el chico tiene un delay de locos. Pero sí, dicen que si no estás se puede sentir abandonado y de grande ser inseguro... la cosa es que hoy no se si es verdad o complot. Pero está insufrible.

Cuestión que, luego de dejarlo en la mantita de actividades y con la vana idea de ir a merendar, apenas me incorporo desde el suelo hacia una silla bebe llora desconsoladamente cual niño que le acaban de arrebatar su juguete más preciado. Lo miro sonriendo y le aclaro, mamá va a la cocina y viene. Pero simplemente al no verme redobla su apuesta de llanto. Que, si no les dije. Debería medir con esos aparatos del subte los decibelios, ya que estoy convencida -y se lo dije- mientras me taladre con ese llanto cuando arranque a hablar no lo voy a poder escuchar. Ya recibimos bastantes comentarios de vecinos tipo "ese que llora es tu hijo? (3 pisos arriba de donde vivo). Tierra tragame.

Sordera aparte. Y volviendo al ataque de individualismo que me agarró, le tiré una frase mortal al exageradamente hijo pegote que tengo. Digna de una desalmada. Fue algo así: "Hijo, ya pasaron los 9 meses y saliste. NO podés vivir las 24 horas arriba mío. ¿Sabés cuántas cosas vas a querer hacer sin mamá?" Sí, me zarpé. pero viste cuando lo necesitás vomitar porque si te lo comés te hace mal. Bueno eso. Después me arrepentí un poco. Sobretodo al ver su carita de Gato con botas de los ojos llorosos de Shreck. Y reflexioné.

Este pegoteo madre-hijo va a ir mutando de exagerado. Hoy es él el zarpado que quiere vivir 24 hs conmigo y dentro de 3 años me va a echar del jardín con un demoledor "Chau mamá" mientras me cierra la puerta en la cara. Y ni hablar de cuando invite amiguitos. Será: mamá traenos la leche y andate. Aunque lo mejor será en preadolescencia cuando soy literalmente un quemo para ellos. Ahí el "Chau mamá" va a ser por lo bajito y haciéndote señas de que te hagas humo y ni se te ocurra preguntarme a que hora vuelvo. Y ya se les ocurrió pensar en cuando te echen de tu propia casa porque quiere quedarse solo con la novia (amiga con derechos, chica que conoció hace 15 min, o similar).

Todo esto me lleva a pensar en aprovechar la exageración de amor actual y guardar para cuando pasen estas cosas. Una especie de hibernación. Pegotearnos ahora todo lo que podamos para no extrañarnos cuando sea grande. Pero shshhh! No le digan nada, a ver si de grande me sigue abrazando tanto como hoy. 

miércoles, 30 de octubre de 2013

Ni

Hace dos hijos que...
No me cierra la camisa,
No me cierra ningún pantalón que no sea elastizado
No me cierran los números (Menos que antes)
No nos cierra el baúl del auto
No se cierra la puerta del mi cuarto
No me cierran las cajas que guardan juguetes
No me cierra dormir entre 4 y 5 horas
No me cierra tener vida solo después de las 23.00
No me cierran los ojos con ojeras
No me cierra no poder enfermarme -avisenles la esclavitud se abolió hace 200 años-
No me cierran los bolsos de pañales, toallitas y ropita por las dudas
No me cierra tener que repetir mil veces las cosas para que me haga caso
No me cierra retarlo y que se ría descaradamente


Porque además siempre...
Me cierra el super o está lleno de jubilados y cajeras superlentas
Me cierra el cole, va lleno el subte y no llego a buscarlo
Se me cierran los ojos cuando quiero leer
Se me cierra la mente cuando hace berrinches y llora el más chiquito
Se me cierra el estómago si les pasa algo



¡Qué diferente sería todo si existieran los cierre-fácil de las Ziploc para vida, no? 

viernes, 25 de febrero de 2011

La crisis del 8vo mes ¿es contagiosa?


Hace unos días que Joaco no anda del todo bien. Llora, llora y llora. Espacialmente cuando me voy. Pero no sólo cuando salgo de casa. Sino que llora desconsoladamente si me voy 2 minutos a la cocina, si lo dejo para ir al baño y hasta si paso de su pieza a la mia. Después de navegar por varias páginas y leer notas, deduzco que el pequeño rey de la casa está pasando por la Crisis del 8vo mes. Algo que parece que les pasa a muchos bebes (no a todos, pero como es crisis y somos argentinos seguro que a nosotros nos toca) cuando empiezan a moverse (gatear, pararse, dar pequeños pasitos) y a explorar el mundo que los rodea, porque se dan cuenta de que ellos son una persona y su mamá otra, ya que hasta ese momento él creía que los dos éramos uno.
Pero, ¿qué siente una en esos momentos? La crisis de la crisis. Porque por un lado te sentís la Superpoderosa de las madres. Sólo vos podés calmar su llanto, podés hacerlo reír a carcajadas, calmar su ansiedad, hacerlo dormir, ser objeto de todas sus miradas... Vos hoy lo hacés feliz. Lo completás. (eso es refuerte!) Pero a la vez (sí, siempre después de un piropo hay un pero) esa criturita te hace saber a fuerza de llanto (su forma de comunicación básica) que no está para nada de acuerdo con que vos trabajes fuera de casa. Tampoco quiere que cocines (ni que pidas delivery si él no te ve), ni que vayas al gimnasio, ni ahí que te depiles, salgas de compras sin él y mucho menos bañarte si él no duerme.
Esto obviamente repercute terriblemente en tu vida cotidiana porque si por tu bebé fuera, el volvería a meterse adentro tuyo unos 9 meses más, para no separarse nunca más de vos. A ver si me entendés, no es que sea tu fan, es el presidente de todos tus clubes de fan y está dispuesto a TODO por conseguirlo. Llorar a lágrima partida, patalear como si estuviera en aqua gym, hacer escándalo en la vía pública (hasta que te de vergüenza), morder y en lo posible romper todo lo que caiga en sus manos… o sea… a ver… todo.
La verdad, es que si lo pensás en en frío, es super gratificante que tu bebé sienta esto por vos. Pero cuando te lo pide a su manera todos los días, se vuelve insoportable hasta para la madre más amorosa del mundo. Porque encima, generalmente le agarra esta locura, cuando todo estaba “ordenadito”. Él comía a las 7, 10, 13… dormía 8 horitas de corrido, pedía cambio de pañal cada 3 o 4 horitas. ¿Cómo es que ahora se despierta llorando a cualquier hora? ¿Cómo que sólo se calma si duerme con nosotros? ¿Cómo que ahora no quiere estar en brazos ni de papá? ¿Cómo corno se supone que una mujer normal, promedio, pueda ser empleada y madre sin tener que patearse las ojeras cada mañana?
Me volqué a la lectura para responder aunque se superficialmente estos cuestionamientos existenciales y encima, ¿qué encontré? Que todos los psicólogos, pediatras y demás “expertos en niños” se han complotado para hacer engordar mi culpa hasta límites insospechados, tirando farses como: “Si no le dedicás más tiempo va a ser inseguro”, “si no te ve o escucha se va a sentir abandonado” , “lo que hoy vive tu bebé forma su personalidad y a futuro será más o menos extrovertido”. Yo no se mi bebé, pero yo después de leerlos seguro arranco terapia! Salvo que alguna de ustedes me cuente ¿qué se puede hacer para aliviar la angustia del bebé sin hipotecar mi cansancio? ¡Gracias! ZZzzzZZZZ.