lunes, 27 de diciembre de 2010

Ser madre no es negocio


Después de recibir varios piropos de lectoras sobre la función social y educativa de este Blog, me dije: ¡Tenés que contárselo a todas! Y acá estoy, torturando a las teclitas, envenenada por dentro y casi como el increíble Hulk pero en versión roja por fuera porque con la guita no se jode!

Y no lo digo por el master en pañalería que tenés que hacer para encontrar el pañal que mejor se banca tu bolsillo y la colita de tu bebé, sin gastar en OxyPower lo que no gastaste en pañales. Tampoco lo digo por la leche maternizada, que por su precio debería estar entre los productos de lujo, cerrados bajo llave y con alarma. Menos aún me refiero a la ropita de marca que apenas le ponés dos veces y no le entra o te la cagó tanto que el lamparón más chico parece el logo de Art Attak.

Lo digo porque que el otro día, cuando revisaba el resumen del banco, me di cuenta de que mi aguinaldo se había reducido a la mitad. Y como de por sí ya se cobra medio aguinaldo, éste era la mitad de la mitad. O sea un cuarto. Enseguida consulté con administración y a qué no saben qué (Sentate porque lo que vas a leer es fuerte): Resulta que en el sector publicitario, a quien se toma licencia por maternidad no le corresponde cobrar el aguinaldo por esos 90 días no trabajados. Y eso no es todo. Tampoco les corresponde pagarte la prepaga.

¡INCREIBLE! ¡INDIGNANTE! ¡INSOLITO! ¿Y ahora me lo venís a decir? (diría el de todos contra Juan) ¡Cuando el bebe tiene 5 meses y uno cuenta con esa guita a fin de año! Amigas lectoras, ¿Esto es así? ¿Esto es ley? Porque no tiene ni la más mínima lógica que te saquen guita y cobertura médica cuando más la necesitás! Yo ya sabía que ser mamá no era redituable. Pero tampoco ir a pérdida, no? Hoy más que nunca leé, reenvía a tus amigas y comentá este post. A ver si entre todas nos enteramos qué derechos y obligaciones nos corresponden, por el simple hecho de tratar ser madres sin dejar de ser trabajadoras.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Perrrrmiiiisooooooo!!!


Hace algunos años atrás, cuando todavía no estaba ni en mis planes ser madre, tenía una autoritaria idea sobre los carritos de bebes y las veredas. Que tengan un horario predefinido para salir. De 8 a 10 y de 15 a 17 los fines de semana, por ejemplo. Así podrían hacer las compras sin chocarse con nadie.
Pero todo cambió. Hoy soy yo la que camina detrás del carrito y esta nueva óptica me mostró un sinfín de personajes que pueblan las veredas porteñas.
Para empezar, Mauricio, arreglaste muchas calles pero de vereda, ni una! ¿Qué onda? ¿Te votan sólo los que tienen auto?
Después, las viejas que se cuelgan mirando al bebe dentro del cochecito, como esperando que él les haga algo. “Señora, circule por favor! Me está piqueteando la bajada a la calle, ojeando al chico y encima pretende que le haga show?
Otro especímen, son los que andan por la vereda en riel. Gente que no parece que camina, sino que rueda casi, siempre por el mismo lugar. Inalterable. No es capaz de moverse un centímetro, así se le ponga enfrente el que entrega los pedidos del super, la Mole Moli o Jessica Cirio. El tipo sigue por su senda imaginaria y ni se te ocurra hacerle frente, porque te pasa por arriba sin esbozar ni una disculpa. Obviamente para tipos como este, un carrito es trasparente. Porque va al ras del suelo, no tiene cabeza que le tire miradas con puñales, ni bíceps de patovica que lo cague a piñas, ni la voz de Narcizo Ibañez Menta para que aunque sea le pegue un susto.
Además, matizan las vísperas navideñas, todos esos renovados vendedores ambulantes que ya descaradamente okupan tres cuartas partes de las anchísimas veredas, ya colmadas de enfermos consumistas. Lo que genera que en un ráudo paso del carro por su manta, tu bebé casi sin darse cuenta ligue algún collarcito hippie, que bien le podría quedar a tu cuñada.
Ahora los peores participantes de esta fauna son los tacheros. Esos hijos de un tren y 700 vagones de putas que te ven recontracargada de bolsas, el carrito, el bebé deshidratado, hacen 42 grados a la sombra, vos le hacés seña y hace que no te ve. O peor: te para y cuando girás para subir el carro, se hace el boludo y te dice que lo llaman del radio!!! Eso no es maldad, es hijaputez! Definitivamente, si hay algo que las fiestas no son, es felices.

martes, 7 de diciembre de 2010

LACTANCIA. La única diferencia entre la vaca milka y vos, es el violeta.


De acuerdo al Manual del Pediatra Bonaerense y la Guía de Buenas Prácticas de la Puericultora, los bebés recién nacidos deben comer entre 7 y 8 veces al día. Lo que dividido por las 24 horas del día, nos daría que los pequeños gurrumines necesitan estrujarte más o menos cada 3 horas. Pero lo que nadie te dice que ese “cada 3 horas” NO ES “cada 3 horas”. Sino cada cuanto se le cante. Porque si tu hermoso retoño te succionó de 9 a 10:30, las 3 horas se cumplirían a las 13:30 pero como su hambre no entiende de números, le vas a tener que dar la teta sí o sí a las 12, porque la hora que cuenta es la del comienzo sin importar a qué hora terminó de tomar. O sea que puede comer más que dormir!
Para que te des una idea, es como en un casamiento. Aunque vos arrancaste con la picada tipo 22, seguiste con los platos y hasta limpiaste el plato del de al lado, cuando a la 1 de la mañana llega el postre, te lo devorás.
Volviendo a los bebes, lo más terrible no es sentir que la teta ya no es nuestra sino más bien una extensión conectada permanentemente a nuestro hijo. Lo más macabro de todo es caer el el ciclo del insomnio. Una seguidilla de situaciones nefastas concatenadas entre sí, para hacer de tu vida un infierno. Arrancás a eso de las 2 de la mañana para darle la teta. Sueñito de por medio se hacen las 3:30. Aunque no sabés cuánto comió, tratás de hacerle el “provechito” -que es algo así como el ISO 9001 contra cualquier ahogo mientras duerme-. Con tanto sarandeo, el bebé digiere y como cualquier ser humano, descome. Lo que te lleva a cambiarle el pañal. Ahí ya son las 4.30 y el pibe tiene más pilas que el conejito de Duracell y te mira con cara de “¿Vamos a jugar?”. Esquivando tus propias ojeras, caminás, le cantás y lo arrullás con todos los Cds de Babys and lo que sea… Y sí… se hicieron las 5.30. ¿Y a que no sabés qué? LE AGARRÓ HAMBRE DE NUEVO!! Y si le das teta se va a cagar de nuevo, y le vas a cambiar el pañal de nuevo, y otra vez a arrullarlo… y podemos seguir así hasta que cumpla 1 año o te hinches tanto las pelotas, que por tu salud mental, le des una mamadera para que morfe en 10 minutos y se duerma al toque.
A este ritmo no hay tapaojeras ni pareja que aguante! Tu buen humor es apenas un recuerdo. Tu vida se limita a tu cama, el moisés y el cambiador.Y lo más loco que hacés, es arreglar con tu mamá, hermana o marido para que te cuide al nene 20 minutitos, así te podés bañar! :S Y es ahí, bajo la ducha cuando pensás: Qué vida la de la vaca, eh… ¡Sólo la ordeñan 2 veces al día!

viernes, 26 de noviembre de 2010

No confunda gordura con hinchazón


Haciendo uso del Gataflorismo que se les adjudica a las mujeres y aún corriendo el riesgo de quedar como una histérica que no hay “P…” le venga bien, por mi post anterior “A ver un asiento para señora por favor”, lo voy a gritar a los 4 vientos: BASTA de cederme el asiento en el bondi/subte! Señor/a pasajero/a: No estoy embarazada, estoy gorda! Desafío a los más de 10 personas que durante toda esta semana me taladraron con sus invitaciones a subir 13 kilos en 9 meses y bajarlos en 4!
¿Es necesario que cada vez que una cambia de estado suba al medio de transporte con una pancarta naranja que identifique su situación de gravidez? ¿Es tan difícil comunicarse entre seres humanos? Estoy repodrida de tener que responderle “No gracias” a los que casi con vos de madre mandona te dicen: “Sentate por favor!” Y sobretodo hay gente sorda o estúpida. Porque si le dije que NO al señor que se sienta al lado tuyo, ¿porque vos 15 minutos después insistís con me siente? ¿Acaso tu asiento es más mullido? ¿O es sólo para avergonzarme con todos los que no me escucharon la primera vez que dije "No estoy embarazada, gracias"?
Pero volviendo a la contradicción de ambos posts. A ver si entiendo su lógica. Una panza de 5 meses, con unos 4/5 kilitos de más SÍ merece un asiento, ya sea por un futuro bebé, una incontrolable adicción al helado, un atracón de fin de semana, o una convención de pedos! Pero bajo ningún concepto, una desbordada panza de 9 meses y medio NO lo merece? Nah! Claro, seguro que a más panza, más equilibrio, por lo tanto, menos probabilidad de caerse, sobretodo en un 60 con 20 minutos de atraso!
Creo que después de tantos viajes saqué una conclusión. Me voy a tomar sólo bondis/subtes vacíos así me siento y nadie me dice lo que tengo que hacer, o le doy bola a Lita de Lazzari y camino, señoras ca-mi-no!

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El oficio de ser mamá


Hace 4 meses, 19 días y 5 horas que la llegada de Joaquín agregó un nuevo título a mi vida: mamá. Lo primero que sentí creo que aún hoy no lo puedo explicar. Una mezcla de felicidad con cagazo. Un millón de ¿Y ahora qué hago? ¿Cómo lo agarro para no desnucarlo? ¿ 7 veces al día hay que darle teta? ¿De veras sólo duerme 3 horas seguidas? ¿Cómo lo limpio antes de ponerle el pañal?
Y ahí la felicidad se te va mezclando con la lista interminable de consejos de la puericultura, que ya va por el 5to tip de lactancia y vos ya no te acordás del 1ero. Ella se va y cae la médica de guardia que te dice cómo tenés que lavarte los puntos y cuidarte los pechos. Otros 10 tips que no se te tienen que mezclar con los anteriores. La puerta se abre una vez más y por fin entra la de la Nursery que viene a rescatar a la criatura. Vos la llamaste porque el bebe no dejaba de llorar y no sabías porqué. Ella muy suelta de cuerpo te dice “Tiene hambre” mientras el bebe abre y cierra su boquita sobre su dedo índice, al mejor estilo pac-man. Ah! Y lo mejor: el puerperio comienza a manifestarse en tu carácter: no sólo te sentís la peor madre del mundo por matar de hambre al recién nacido, sino que además, sentís que ni siquiera lo conocés un poquitito para saber qué le pasa. Horrible.
¿Viste qué poco te dejaron disfrutar tu felicidad? Y aprovechá mientras estés en la clínica. Porque cuando llegues a tu casa no va a haber enfermeras que te lo hagan dormir, ni puericultora que te saque leche para después y menos un médico que le calme el llanto con originales posturas brazos. ¿Algún consejo? Sí. No sigas ningún consejo y entrá en armonía con el cosmos. Porque como diría Víctor Sueyro en los 80s por Telefé, “esto, recién empieza!!!”

jueves, 1 de julio de 2010

¿Macho dijo la partera?


Luego de leer los posts de este blog, creemos que muchas mujeres podrían haberse cuestionado: ¿Y por qué ellos no pueden quedar embrazados y dar a luz? Si más de una vez son los que piden tener hijos. Si los disfrutan igual o más que nosotras. Si son 50% responsables de esa criaturita. Aunque después una deba darles de mamar -que es ootro tema (diría Santo), ¿no sería genial que pudieran vivir en carne propia el embarazo e incluso parir? Por fin la ciencia nos promete algo muy bueno:“En un futuro cercano los hombres también podrían ser capaces de dar a luz" Y saben qué: recién ahí vamos a haber logrado la verdadera igualdad de género! ;)

Muchas tal vez recuerden el caso de “Carlo” el filipino” hermafrodita que aseguraba haber nacido con los atributos de ambos sexos, la peli donde Arlond Schwarzenegger daba a luz a Junior, y los tres casos super famosos de los transexuales (Thomas Beatie, Rubén Noé Coronado y Scott Moore) que nacieron mujeres y a pesar de haberse operado, aceptaron quedar embrazados por sentir la necesidad de tener un hijo.

Todas estas noticias rememoraron un viejo dicho de la Reina Isabel II de Inglaterra, quien había ofrecido -varios años atrás- una recompensa de un millón de libras al primer hombre que quedara embarazado. -Chicos, creo que vale la pena pensarlo.- Ya lo dijo Darín en Nueve Reinas: “Putos sobran, lo que falta son financistas”.

Así que mientras te imaginás al filipino tocándose la panza, en vos y tu pareja “gordita” disfrutando de la guita de la Reina Isabel, y qué distinto podría ser tu vida si durante esos nueves meses vos sos la que pregunta “¿Te sentís bien?" Y él es quien vomita, tiene ciática y hace “tour de baños”. Tomate 30 segundos y contame ¿no sería genial que sí pudieran? Mientras pensás el comentario que me vas adejar, mirate el videito que publicó el DiarioCriticotv.com (http://www.diariocritico.com/tv/video/1847/hombres-nacimiento-parto.html)sobre qué piensan algunos españoles sobre el tema.

miércoles, 30 de junio de 2010

Respirá hondo: La depilación


Esa tortura china que debió ser abolida con la esclavitud, ese martirio que se asemeja más a un método para hacer confesar -digno de espías rusos en la segunda guerra mundial- que a una técnica estética, esa cuasi mutilación empeora -CREEME- con el embarazo.

No se si será el hormonazo como definen la autora de “Guía inútil para madres primerizas”, la piel estiradísima cerca del cavado, o todos los cambios de la pelvis durante este lapso lo que provocan que una de las zonas más sensibles de nuestro cuerpo, se vuelva aún más sensible.

Y no lo digo por decir. Lo viví en carne propia -y esto no es metáfora-. Resulta que ahora dicen que para parir no hace falta que te depiles toodo (como diría la Prandi). >Con sacarte algo de arriba por la cesárea y bastante abajo por parto natural, ya la zafás. Así que allá me fui convencida que como yo ya me había hecho ésto el mes pasado, con una “repasadita” bastaba. Mbue, no sólo vi las estrellas literalmente sino que además me tuve que bancar el reto de la depiladora con un “Porqué no viniste antes” y “Ahora vení la semana que viene”. ¡PARA querida! ¡Ni las sadomasoquistas deben ir tan seguido!

Porque además, cuando volvía pensaba. Con esta panza, depilarte es un acto de fe. Vos CREES que ella te depiló bien pero no te pudiste ver. Entonces pensás en preguntarle a tu pareja “¿cómo me quedó?” Y al toque te respondés si vale la pena caer tan bajo y si el otro te puede decir algo más que cuando volvés de la pelu y tampoco se da cuenta. Asi que evitás el mal momento. Finalmente crees que lo mejor es hacer lod e siempre. Manejarte vos solita con este tema. El problema es ¿CÓMO? -“Con espejitos” te respondés- Así que ni bien llegás a casa enfilás para el baño. Después de hacer la parabólica humana y casi un periscopio con todos los espejos de la casa, renunciás y pensás que lo mejor es recurrir al tacto. Después de un buen rato de intentarlo te das por vencida y consagrás a la partera del Curso de preparto como filósofa contemporánea por su frase: ¡Con todo lo que hay que hacer en el parto, nadie te va a mirar lo pelos!

martes, 29 de junio de 2010

Cuelgue aquí su ansiedad


Sí, esa misma sensación que todos alguna vez sentimos cuando un jefe o compañero de trabajo nos dice: ¿Ya lo tenés? ¿Te falta mucho? o ¿Creés que lo podrás tener para las 15? es la que padece una futura mamá sumada a: su ansiedad por conocer al bebe, la de padre de la criatura, la de sus padres, la de toda su familia política, la de sus hermanos, la de sus amigos, la del kioskero de la esquina, la de la vecina del 4to, la de la gente que la mira por la calle como diciendo “Esta explota en cualquier momento”, la de demás deudos que a pesar de que hace mil que no los ve, la llaman, mailean, chatean, mensajean o facebookean sólo para preguntarle: “¿Cuánto falta?. Esa misma maldita ansiedad de todos rebalsada y aumentada coexistiendo en un sólo cuerpecito: el suyo.
¡¡BAASSTAAA para mí, basta para todos!! Sefiní. Hasta aquí llegó mi amor. Stop.
-Pensará la embrazada- ¿No se les ocurrió pensar que si todos ustedes están ansiosos, ella está más nerviosa que lechón en diciembre? Además, no tiene más razón y derecho de estar ella ansiosa porque lleva a la criatura y es la que tiene que parir? Entonces, hagan fila de ansiedad, loco!

Lo peor, es que esos mismos que te meten pressing con esas frases, terminan sus discursos con contradictorios “Vos relajate y quedate tranquila que es lo más importante”. (JUAZ) Parecen los 4 o 5 que marcan a Messi en cada partido. ¡Le hacen seguimiento personal y no se hacen cargo!

Por si todavía no lo saben, está comprobado científicamente que:

* La hinchazón de ovarios NO favorece a la aceleración del parto.
* La repetición constante y permanente sobre si sentís que Ya viene, TAMPOCO. -Ni hablar si la criatura es caprichosa-
* Los comentarios “¡Cómo se hace desear!, ¡No quiere salir!, ¡Que grande está la panza! -como si uno no tuviera espejo- y !Será que está muy cómodo adentro! No son graciosas y hasta tal vez retrotraen al bebé que pensará ¿Quién dice semejante gilada?

Nuestro mensaje para todos aquellos ansiosos que perturban a las futuras mamás es:
"Cuelguen aquí su ansiedad." La imagen es gentileza de Maite Ruano del Rey, www.pequenosprincipes.com.ar

jueves, 24 de junio de 2010

Esa curiosa conexión entre la nariz y el esfínter.


Hoy nos ponemos el guardapolvo de obstetras y enfrentamos un tema vergonzante pero tan real como que el príncipe William tiene juanetes. ¡Ey! Vos gordita, no te hagas la desentendida y mires la pantalla con cara de a mi no me pasa. ¡Asumilo! Desde que estás embrazada cada vez que estornudás sentís que se te escapa algo de pis. Sí. Tan decadente y asqueroso como suena.

Esto, nos ha llevado a preguntarnos qué parte de la transición biológica que sufre el cruel cuerpo de la mujer en la desmitificada “dulce espera”, provoca semejante reacción. A continuación, algunas teorías analizadas:

1) De noche los bebés se aburren y te entran a mover los órganos como si fueran Rastis. Así, es muy probable que los nervios de la nariz queden muy cerca de los riñones.

2) Un sinfín de científicos han afirmado que –en general- las mujeres en estado de gravidez agudizan su olfato. De este modo, puede que cuando percibamos determinados aromas –por ejemplo de antojos de chocolate, papas fritas con milanesa o paella- nos hagamos pis, manifestando así una predilección por aquel plato.

3) En realidad las mujeres hacen pis a cada rato y durante el embarazo se multiplica esta necesidad. Por lo tanto, no sería extraño pensar que el cuerpo ante el mínimo movimiento, largue lo que tiene –no exactamente- a mano.

Más allá de estas hipótesis y sus imposibles comprobaciones bajo el método científico, hoy nos solidarizamos con la difícil etapa que le toca vivir a la embarazada promedio invitándola a hacer positivo lo negativo. ¿Cómo? Simple. Sentí lo que va a vivir tu bebé dentro de unos meses. Comprate pañales para adultos para evitar situaciones paradójicamente “embarazosas”. Aprovechá que ahora estar gordita y culona ¡¡¡está bien visto!!!!

miércoles, 23 de junio de 2010

¿Dulce espera?


Me encantaría conocer al imbécil que se le ocurrió acuñar la frase “dulce espera”. ¿Dulce? ¿Quién te dijo que es dulce? Seguro era un tipo que no tenía ni la menor idea de lo que es convivir de nueve hasta diez meses con dolores abdominales, vómitos, baja presión, dolores de cabeza, ciática, reflujo, ardor vaginal, hemorroides… ¿sigo?

Sería más lógico que fuera Espera Ácida por esa quemazón que sienten al acostarse por la acidez frecuente. O Espera Picante por cuanto te rascás los tobillos hinchados de edemas. En el mejor de los casos Espera Hot, si no te jode nada y estás como loca persiguiendo a tu pareja bajo la excusa “dicen que es bueno que el bebe conozca al padre antes del parto!” Hasta te bancaría un Espera Hippie. Porque no te podés depilar. O lo hacés a tacto. Te vestís con lo que te entra –cuanto más holgado mejor- y andás que te dormís en cualquier parte tipo la Bella Durmiente de Shrek.

Sí, obvio, esto no te lo cuenta nadie. Ni tu mejor amiga, ni tu vieja, ni tu hermana ni la chica en la sala de espera del doctor. Todas son parte de una Logia o Cofradía que disfruta con tu dolor, ardor o picazón. Parece que para hacerse madre es necesario que cada una se baque estas penurias como pueda. Que como leerán, de dulce podrás tener un Cabsha o un Marroc.

martes, 22 de junio de 2010

Atrááás!!!


Hoy me levante muy temprano con la peregrina idea de lograr terminar mi trámite de “Licencia por maternidad” en el ANSES. Y digo terminar porque parece que más que un trámite es un juego de postas. Primero te hacen ir sólo para darte un formulario. Ahí te piden que lo llenes con tus datos, lo hagas firmar por la empresa para la que trabajás, después por tu médico obstetra – sí toda gente desocupada que te firma el papelito al toque- para finalmente volver a llevárselo al ANSES. ¡Super práctico para una geoide mujer de 9 meses que viaja en colectivo tan cómoda como indicamos ayer! Pero no te ilusiones. No termina acá.
Hoy, armada con ese papel con más firmas y sellos que el título secundario, me decido a superar a cualquier empleada semejante a Gasalla y digo:
- Buen día, vengo por una licencia de maternidad.
- Imposible señora. No hay sistema. En realidad, nunca hay sistema las terceras semanas de cada mes.

¡Ah bueeeenoo! ¡Qué tipos organizados para que se caiga el sistema! Esto, en castellano quiere decir: No laburamos una semana al mes y está todo bien! Y poniendo que sea así, aunque me joda, se puede saber ¿porqué no me lo dijeron la semana pasada cuando me dieron el papel?
Harta de refunfuñar y sin solución aparente, me decido a aprovechar el viaje y mínimamente ocupar el ocio del buen hombre que me atendía, pidiéndole que revise el papeleo para evitar problemas la próxima semana. Y adivinen ¿qué me dice?
- Le falta la constancia de CBU del banco.
¡Geniaaaalll! A ver si entiendo. Ir al ANSES es como llenar el álbum del Mundial. Vas juntando figuritas y cuando las tenés a todas TAL VEZ podés cobrar tu sueldo. Que hasta lo que yo sé, nos corresponde por ser trabajadoras en actividad y aportar a este Organismo. Por eso mi reflexión de hoy es: ¿No me podés decir todo lo que necesito la primera vez que voy? ¿Es tan difícil hacérsela simple al contribuyente que les paga su sueldo todos los meses? Señores funcionarios: lo dejo a su criterio diría Karina Olga.

lunes, 21 de junio de 2010

“A ver un asiento para la señora por favor”


La frase que todo el mundo cree que escuchamos las embarazadas todo el tiempo al subir al bondi (bus), yo apenas la escuché una vez en 9 meses y porque subí a los gritos. Parece que las embarazadas en vez de engordar nos volvemos invisibles a los ojos de los pasajeros sentados. Casi transparentes. Porque cada vez que –viendo que nadie se percata de nuestro estado- pedimos un asiento, nos responden “Disculpá, no te vi.” Claaaro, debe ser que el bondi está lleno de chicatos (oftalmólogos anoten: poner avisos en los colectivos!), dormidos y alienados con auriculares. Aunque los peores son los “que se hacen”. Esos que te ven subir con un esfuerzo semejante al de Tévez en los partidos de la selección, y aprovechan el minuto y medio que te lleva pagar el boleto para dormirse profundamente. ¡Un papelón! ¡Una verdadera vergüenza! ¿De dónde se creen que nacieron ustedes? ¿De un repollo? ¡No señor! De una embarazada como yo que seguro necesitó el asiento que hoy ustedes niegan. ¡Desagradecidos!
Esta situación me colmó y un buen día, tomé coraje y me decidí a hacer cumplir la Ley 24.314 de 1994, que reserva determinados asientos para personas con movilidad reducida, por mano propia. Una vea arriba del bondi me dirigí enérgicamente a dos hombres sentados en sendos asientos y les dije: “Necesitaría sentarme” mientras les estiraba mi panza de 8 meses por sus caras. Uno ni mosqueó, el otro me miró, miró a su compañero y respondió:”Mirá, él es ciego y yo estoy operado de la pierna.”
Roja, bordó, borravina me fui a otro asiento más adelante pero me quedé pensando. ¿Qué hay que hacer para viajar segura y embarazada en un transporte público? Ponerse una remera que diga: Bebé a bordo o No me comí toda la fábrica de Havanna, estoy embarazada? ¿Exagerar la nota y subir con silla de ruedas o bastón? Yo, como toda ingenua todavía creo que el respeto, la educación y la solidaridad por lo demás. Pero parece que esos valores también están en peligro de extinción.