sábado, 2 de noviembre de 2013

La amistad y los años

En más o menos un mes Joaco estará terminando su salita de dos en el jardín que, si él y Dios quieren, continuará estudiando hasta terminar la secundaria. Es muy loco. Parece ayer cuando fui al cole super embarazada, y mientras transitaba sus pasillos, le contaba a mi modo que me encantaría que él fuera a ese colegio. 

Hoy casi 4 años después, es él el que camina -y corre- por esos pasillos. A él lo saluda mucha más gente que a mi. Y la verdad es que no puedo dejar de emocionarme. Cada vez que lo voy a buscar o en la actividades que nos invita a participar del cole (clases abiertas, festejo de cumples, día de la familia, etc.) siempre termino pensando en ¿cómo habré sido yo a esa edad? Y casi no me reconozco estando hoy del otro lado.

Hace como 33 años era yo la que entraba al jardín de la mano de mi mamá, la saludaba con un beso y entraba a jugar. Yo conocía esa parte... la de quedarse y jugar con bloques, muñecas, jueguitos de té, tomar la merienda, compartir cuentos y juegos con amigas. Y ya en ese entonces me acompañaban hermanas de la vida a las que hoy sigo viendo. 

Después entre la primaria y secundaria el grupo se fue nutriendo de gente maravillosa que lo hizo crecer tanto y al mismo rito que lo hicimos nosotras. Cada año nos sorprendió con nuevas anécdotas: los recreos, las rateadas, los retiros en la quinta de las monjas, las excursiones, las fiestas de 15, las de amigos de una amiga, las noches de boliche, otras tantas de confesiones, la caravana de Bariloche, las borracheras tremendas de la vuelta, los días, tardes y noches de aguantes, los viajes de 3 hs en que nos devoramos la comida de tres días, los de fríos ojetudos y termas (yo posta ahí creí que quemábamos etapas, pero las banqué igual). Nos unen kilómetros de campo, de barro, de piletas, metidas adentro de panzas, felicidades inmensas, litros de mates, algunas pavas sin prender el fuego, y todos con bizcochos de la panadería de siempre esponsoreados por Iva (Con lo que le morfamos en 30 años creo que le debemos Publicidad gratis de por vida!). Durante estos casi 13 mil días compartidos, vivimos idas y venidas de novios, de vacaciones de amigas, de playas, de más boliches, de pérdidas de micros, de olvidos de carpas, de bailes en la arena de río, con más mates y algún juguito porque hacía calor. Más tarde llegaron las despedidas de soltera, la lluvia de arroces de casamiento, y volvieron las noches de bailar hasta el amanecer y terminar roto al día siguiente vaya uno a saber dónde!
Fiestas que tarde o temprano traerían nuevas panzas, pero de las únicas que nos gusta tener. (Y solo hasta los 6 o 7 meses, después son muy molestas!) Al tiempo, vendrían los bebés, las estrías, los llantos (propios y de hijos) que por suerte se alternaban con complicidades y carcajadas hasta las lágrimas de felicidad... Y lo mejor: siempre, siempre, pero siempre, ellas estuvieron, están y estarán ahí para lo que cada una necesite.
Entre lágrimas veo estas fotos y es imposible no asociar todo lo vivido a los juegos, abrazos, destrezas y canciones que Joaco comparte con Justo, Manuel, Tomy, Martín, Gastón. Y deseo con todas mis fuerzas que ellos sean como ellas. Que ese grupo de pequeños hombrecitos bonsai, el día de mañana le den tanta felicidad, amor y contención como el que las Viejas Locas me dan a mi. Que lo llenen de momentos inolvidables, que se ayuden a crecer mutuamente, que lloren, que rían, que se dejen sorprender, y que aunque en algún momento elijan destinos diferentes, no dejen de verse.

Algunas veces es maravilloso cuando coincidimos madres e hijos en la salida del colegio, y nos vamos caminando en patota hacia la avenida y los chicos van de mano, charlando convidándose chocolate, muñecos o risas. Y cuando cada uno va hacia un lado distinto, se saludan Hasta mañana con esa voz única de código de amigos. Y es que se nota tanto ese amor sincero que se tienen. Se lo ve clarito en esos ojos, esas manos inquietas en alto, esas mejillas rojas de carcajadas abiertas, esas miradas cómplices.

Y cuando nos quedamos solitos, lo primero que le pregunto es ¿Qué hiciste con los amigos hoy? Y el Joaco (ya todo un grande) me responde. Mamá vamos a sentarnos a charlar y comer un alfajorcito en la plaza. Y así, inventamos este ritual en el que me cuenta que corrieron carreras con Justo y Manuel, o pintaron con sus deditos, o jugaron autitos que trajo Tomy o te muestra emocionado que se trajo el libro de Martín para leer a la noche, y cuando nos levantamos se banco de plaza, a minutos de haberse despedido de sus amigos, mientras caminamos hacia el colectivo, me dice: Ma, y si vamos a la casa de Manu? 

miércoles, 30 de octubre de 2013

Ni

Hace dos hijos que...
No me cierra la camisa,
No me cierra ningún pantalón que no sea elastizado
No me cierran los números (Menos que antes)
No nos cierra el baúl del auto
No se cierra la puerta del mi cuarto
No me cierran las cajas que guardan juguetes
No me cierra dormir entre 4 y 5 horas
No me cierra tener vida solo después de las 23.00
No me cierran los ojos con ojeras
No me cierra no poder enfermarme -avisenles la esclavitud se abolió hace 200 años-
No me cierran los bolsos de pañales, toallitas y ropita por las dudas
No me cierra tener que repetir mil veces las cosas para que me haga caso
No me cierra retarlo y que se ría descaradamente


Porque además siempre...
Me cierra el super o está lleno de jubilados y cajeras superlentas
Me cierra el cole, va lleno el subte y no llego a buscarlo
Se me cierran los ojos cuando quiero leer
Se me cierra la mente cuando hace berrinches y llora el más chiquito
Se me cierra el estómago si les pasa algo



¡Qué diferente sería todo si existieran los cierre-fácil de las Ziploc para vida, no? 

martes, 22 de octubre de 2013

¿Feliz? Día mamá

Desde que soy madre el festejo del día que nos homenajea es una antesala de las fiestas de fin de año. “Si la paste el año pasado con tal, este te toca con cual” y aunque más de una vez no recuerden si tomaron la pastillita de la presión o dónde dejaron los anteojos, de eso no se olvidan. Previendo situaciones embarazosas (nunca más pertinente el adjetivo ja!) me encantó la idea de mi marido -en representación de mis hijos- de irnos el finde a una Estancia hermosa, disfrutando de mucho verde, aire puro y deleitándome con empanadas, tortas y pastelitos que devoré como una cerda. Obvio que antes de irme fui a saludar a mi madre que lógicamente me ladró y me pasó factura de que hace tres años que no la pasamos con ella. Lo que obvio decir es que no fue así porque ella se fue de viaje. Detalles aparte partimos con mucha ilusión de recargar pilas y descansar sobre todas las cosas.

Fiel al estereotipo de niño ladilla de 3 años o más hijomayor fue in-su-fri-ble los casi 2 días. Pareciera que hubiera sabido que una iba a descansar para hacer todo lo contrario. Arrancó ya en el viaje enojándose porque no llegó a ver un avión que pasó sobre la ruta. Siguió con el típico falta mucho para llegar? Y eso que uno cree que al llegar se termina, no señoras… se potencia. Al bajarse del auto dice tener sueño. Al “dormí” que le propino me responde “No quiero dormir. Quiero comer”. Vamos a comer. Naaaa, yo quiero jugar… Mbue toda madre con un hijo de más o menos su edad puede completar este diálogo sin sentido como más le guste, o en realidad disguste. Cuestión que contra su voluntad fuimos a almorzar. Obvio ahí el santo de 5 meses arranca con llanto que hace saltar los techos porque tiene hambre. Tengo una teoría al respecto. El tipo oye ruido de cuchillo o tenedor y le da hambre. Sino no entiendo porque SIEMPRE que voy a comer él tiene hambre? Es como un “culo veo culo quiero”!!!

Pasada esa locura, hijomayor arranca con “Quiero ir al baño” el último grito de la moda para molestar padres y conseguir el 100% de su atención. Y como te da más vergüenza que se mee en un restaurant que te rompa 5 veces, cada 5 o 10 minutos con esa pregunta, vas. Ya harta más que harta pero vas. Llanto, pataleo para sacarlo y llevarlo al baño. Discusiones bizantinas entre querés postre, qué postre… etc. Otra vez alude sueño, entonces te ilusionás con que vas a ser feliz una horita y él se va a levantar mejor. Pero mientras lo llevás a la habitación, ve los caballos. FUISTE! Ahí arranca la cantinela. ¿Te acordás de Bart y Lisa Simpson de “¿Nos llevás a Monte Splash?” Mbue igual pero con caballitos. Rezándole internamente a la virgen de la paciencia (si es que existe) pedí el sulky para los dos. Ahí otra vez la histeria ovárica femenina. “Quiero ir. No voy. Quiero ir. No voy.” Creo que si fuera nena tendría algo de lógica… pero de varón no se la encuentro. A la rastra lo subí y me lo llevé. De camino charló hasta por los codos. Que porque nosotros vamos en “caballo con ruedas y los demás en caballos solos”, “dale mamá apurate que nos ganan”, “mirá mama, caca de caballo!”, y millones de frases a las que respondés “Ahhh, sí ¿viste?”

La tarde fue más o menos igual. Y su padre le decía, es el finde mamá vamos a portarnos bien bla bla. Y no sé si fue ahí o un rato después que se me soltó la cadena y le tiré “¿Sabés cuándo voy a pasar un buen día de la madre? Cuando se vayan de casa!” Automáticamente se me cayeron mil fichas. Y me acordé de mi mamá. Acababa de decir una guarangada. O no, no se. Salió así en medio del enajenamiento. Hijomayor ni se dio cuenta. Pero yo me quedé pensando ¿Qué nos pasa? Ella (mi mamá) ansiando tenernos a los 3. Y yo queriendo dejar uno de camino. Y me quedé reflexionando sobre eso. Cuando son chicos no deciden: la pasan con vos sí o sí. Pero cuando se vuelven mayores y educados, civilizados y tienen poder de decisión. Es decir cuando ya sí podrías pasarla bien con ellos. Se van porque ya tienen otras madres para homenajear. Es muy loco no? Al final, como madres siempre nos van a faltar 5 para el peso. ¿Seremos demasiado hincha pelotas? ¿O nacimos para aguantar lo que venga? Al punto de bancarles todo. Igual que mi mamá que a 
pesar de su enojo por no compartir su almuerzo conmigo sabe que la próxima semana, después de algunas caras largas y pasadas de factura, seguramente nos vamos a amigar y abrazar como si no hubiera pasado nada. Porque en el fondo toda mamá tiene memoria selectiva y guarda solo lo que nos hace bien a los dos. 

Al final mi fin de semana del día de la madre me hizo acordar a este comercial.


 ¿Y el tuyo cómo fue?

viernes, 11 de octubre de 2013

¿Estudiás o trabajás?

Las dos cosas. Además soy mamá de dos "angelitos", esposa, chica que limpia y en mis ratos libres trato de ser amiga. ¡Ah! y si queda algo de tiempo: mujer por supuesto.
¿Te imaginás si al primer gil que te preguntó esto en el boliche le hubieras respondido con tremenda realidad a futuro? Hay cosas que merecerían poder volver el tiempo atrás. Todas tenemos un muerto en el placard al que tal vez hubiera estado bueno partirle la cabeza con una frase así. Pero volviendo a nuestros días... mi planteo iba a ¿Cómo hacemos?

Para las que no me conocen tanto les cuento que yo casi cambié la secundaria por mi primer laburo. Arranqué exactamente 6 meses después de recibirme del bachillerato. Con recién cumplidos 16 y un par de cuotas adeudadas en la facu porque tal como dijo mi madre "Si elegís ir a una privada te la pagás vos". Decí que el laburo era tranqui y me permitía estudiar. Porque al sueldo apenas lo olía. Pagaba la facu, compraba apuntes y chau. Creo que lo primero para mi que me compré fueron unas sandalias en verano, luego de aprobar todas las materias de primer año.

Cuestión que desde entonces siempre estudié y trabajé. 4, 6 u 8 horas (para la gilada) más de una vez fueron 10, 12 y hasta 28 o 30 horas seguidas. De hecho, si bien dejé de estudiar unos años, jamás de laburar. O apenas unos meses entre cambio de un laburo a otro. Una de las peores épocas que recuerdo era el laburo en agencia de publicidad de 10 a 19 y entrar a la facu 19.15 hasta las 22.30 de lunes a jueves. Y lo más loco... el viernes te quedaban ganas de salir. Hoy me doy cuenta que si bien están organizados de otro modo, toda mujer más o menos joven, profesional en activo y madre, hace lo mismo o más. Porque al laburo cada día más exigente, le sumás criaturas demandantes de tiempo, ayudas escolares, recursos, compras, regalos, llevadas e idas a buscar... ni hablar de la que cocina u ordena y lava. Mbue a todo eso sumale (porque tenés ganas o crees que es TU tiempo) un pos-título, posgrado, maestría o simple taller de lo que sea. Algo que tal vez te llena espiritualmente o te permite salir de la locura de la casa pero que tarde o temprano también te exige un esfuerzo extra. Levantarte antes para leer apuntes, o hacer investigaciones, redactar ensayos, o cualquier tipo de actividad que por más interesante que te resulte te consume el bien más preciado que está en peligro de extinción: TIEMPO.

Por eso me vuelvo a preguntar ¿Cómo hacemos? ¿Somos alienígenas? ¿Será porque somos las primeras en levantarnos y las últimas en dormir? Y encima, las que tenemos que saber dónde está cada cosa en casa, qué ropa hay que ponerle a nuestros hijos y por supuesto dónde están las medias de nuestros maridos. ¿Será porque no nos queremos perder una tampoco? Y como la que tenemos al lado en la oficina no tiene hijos ni marido ni nada y por eso se engancha en mil posgrados y vos no querés perder el tren ni que un día se convierta mágicamente en tu jefa. Entonces le sacás horas al sueño (que es quemar las naves: lo último que queda). Y tus ojeras y vos pasean apuntes entre la oficina, el cole, la consulta del pediatra, el baño...

Chicas, amigas, madres -Son casi las 2 de la mañana. Mirá la hora a la que escribo- claramente estoy en la misma. Si es por pasión y te gusta, la sonrisa de satisfacción tapa las ojeras mejor que el corrector. Ahora si es por obligación o para mostrarle a tal o cual que... Olvidate. No quemes tus naves. Seguí disfrutando el viaje y quedate con una maravillosa frase maravillosa que hoy a mi tío le decía a sus ex compareños de colegio a horas de su reencuentro: "No se olviden las canas, las arrugas, las panzas, los anteojos, las peladas... todas estas maravillas, nos hacen libres, sabios, glotones, intelectuales, trabajadores, inteligentes...NUNCA VIEJOS. Tanto costó conseguirlas que es hora de hacer un reconocimiento a estas virtudes de la vida."

jueves, 12 de septiembre de 2013

¡Feliiiz día!!

Aunque ya haya pasado su día, no quería dejar pasar la ocasión de saludar a esos seres maravillosos que dedican su vida a enseñar. En especial –y porque el blog nos convoca- a las maestras jardineras de J y F. A Lili, Coty, Flor, Meli, Rita, Belu, Ale, Miss Mariana y tantas auxiliares que no recuerdo sus nombres, así como a Claudia y Tute que además de directoras son maestras. Graaacias por hacer de mis pequeños hombres bonsái, hombres de bien en desarrollo. Ayer, justamente por tener que oficiar yo de “maestra” sustituta fui testigo de algo maravilloso que llenó tanto de orgullo, que rompí mis ropas cual “Increíble Hulk”.
Estábamos a la tarde en la plaza, jugando con la palita, rastrillo, autitos y demás chiches de arena. Paréntesis. Odio la arena. Si algún día soy Jefa de Ciudad de Buenos Aires prometo azulejar todas las plazas. Y si me vienen con que los chicos necesitan la arena para amortiguar los golpes y caídas. Les pongo a todas el piso ese de goma de las plazas blandas. Pero yo por algo no vivo en la costa. Detesto que el nene se me convierta en un arenero móvil y “contagie” su mugre a toda mi casa. Por eso, mejor volvamos a lo lindo que les iba a contar.
Estaba jugando lo más bien en la plaza cuando se le acercan dos nenes de a simple vista su misma edad. Yo les digo cordialmente que si pueden usar los chiches de Joaco. Toda madre sabe que prestar los juguetes en los areneros es casi regla de urbanidad. Así que ahí se me casi instalan los tres y en no poco más de 10 segundos estalla la guerra entre los dos nuevos por la palita de Joaco. Tironeos, llanto, empujones… etc. Como de ambas madres ni noticias. Les dije que jugaran los tres juntos, un ratito cada uno etc, etc. Como no los persuadí, llegaron madre 1 y madre 2. Madre uno dice cordialmente a hijo que la deje para jugar entre los 3. Madre 2 (tarada a pedal) arranca con grito: ¿De quién es la pala? Yo pienso para mis adentros. ¿Qué importa si sabés que de tu hijo no es? Y respondo casi sobradora. Es de mi hijo (mientras lo señalo) y se la presta. Ambos hijos siguen la pelea. Ahí interrumpe Joaco: “Chicos no se peleen. Es para compartir” (dixit). Madres 1 y 2 me miran con una mezcla de sorpresa, admiración y odio. Yo les digo que hace poco comparte. Que debe ser porque le insisten mucho en el cole. Luego, le insisto a sus retoños: Claro, es para compartir, hagamos algo entre los 3. Madre dos: Dale X, vamos a buscar tus chiches y juegan los 3 acá. Yo estoy allá con tu hermano. Otra vez pienso para mí: Dale, vos relajá (irónica). Yo no soy tu niñera! Sino pagame! Mientras madre 2 y X van por sus chiches, Madre 1 trata de convencer a su hijo de que no llore y juegue con otra cosa. Ahí salta otra vez Joaco a Niño 1: ¿Y? ¿Ya te calmaste? (yo ahí morí de risa para adentro) Madre uno me mira azorada y pregunta qué edad tiene Joaco. Respondo tres y ella dice, el mío también bajando la cabeza.  Vuelve niño 2 trae un camión, Joaco se lo pide prestado y el muy maleducado no se lo presta (Vale aclarar que Madre 2 no hizo nada). Igual de maleducada). Joaco, haciendo puchero me dice: Estoy triste porque no me lo prestó. Y como buena madre rencorosa le digo “Ok, cuando venga por la pala no se la des.” Eso de la otra mejilla no va conmigo.
Definitivamente las seños de mi Joaco hicieron un excelente trabajo. Enseñar normas de cortesía nos hace más sociales. Esa es la famosa buena educación que propicia el roce social. Eso convierte a alguien en persona, en señor o señora más allá de títulos rimbombantes, universitarios o especialidades académicas.  Será por eso que en cada frase que dice y cada palabra actitud que toma, veo el éxito de estas seños. Seños, que además de enseñarle a él a ser mejor persona, también me enseñan  a mí, a tratar de ser cada día mejor mamá. Gracias por estar ahí siempre!!!

martes, 27 de agosto de 2013

¿Sobreprotectoras?


A la hora de dejar a nuestro hijo, las madres somos capaces de hacer cual-quier-cosa. Googleamos jardines maternales cerca de casa o el trabajo. Preguntamos a amigos y compañeros. Leemos foros de madres para ver si lo que dice la web del jardín es verdad. Desconfiamos. Consultamos al pediatra. Llamamos a mamá (y porqué no a tu suegra) para contarle y ver qué opinan. En una de esas les da lástima y te ofrece cuidarlo ella. Recordás un par de desaciertos (como limpiarle la boca con el trapo de la cocina u… ). Pensás que está grande y merece disfrutar su tiempo como se le antoje. Además seguro le pone tele todo el día y al chico le van a quedar los ojos cuadraditos.

Entonces evaluás la posibilidad de una niñera, queriendo creer ilusamente que ella sí le va a hacer estimulación temprana, en tu casa, calentito, sin tener que salir a la calle que un freezer ni pescarse las mil y una pestes de los jardines. Pedís referencias. Bah, antes que nada evaluás costos. ¿La dejarías sola con los chicos? Ahí te agarró el miedito. Recordás historias truculentas de pelis, noticias varias y malas experiencias ajenas y como cuando perdés en un juego, volvés al principio.

Te decidís a hacer una investigación super exhaustiva, a lo Agatha Christie, de los jardines maternales, pensando que lo mejor es que interactúe con otros chicos. Navegando, preguntando o simplemente caminando por el barrio, te hacés de 3 o 4 lugares para visitar. Coordinás con las directoras y vas. El primero pinta bien. Pero cuando te muestran la sala donde va a estar parece más chica que tu baño. Encima la directora te aclara que “para no molestar a los chicos” el horario obligatorio es de 8 hs (sin excepción). Lo que significa que nunca podés ir a sacarlo antes, ni darle de comer si estás cerca y podés salir a mediodía. Sí, o sea no te dejan ver a Tu Hijo. Eso es comodidad para las maestras! No me jodan Hijas de Hitler! Segundo jardín: la sala es grande, el horario es flexible pero la seguridad menos 10! Un bebé no salió a la calle porque vos (absoluta desconocida de la casa) le cerraste la puerta. Descartado. 3er jardín (apuuren que se me acaba la lincenciaa!) todo mooy lindo, salvo que la luz les llega por carta. Si lo dejo ahí se me deprime. 

Después de encontrar la sala perfecta, con el horario libre, maestras divinas y niños felices… Un día tenés médico y lo terminás dejando una horita solo con la señora recepcionista (que por la edad, podría ser tu madre), de la cual la única referencia que tenés, son los 5 pisos por ascensor que compartieron, donde ni siquiera te habló del tiempo. ¿Seguridad de que salga corriendo con el carrito? Ninguna. Ok, me cuida gratis, pensás. Y no le pone tele porque no tiene. Lo más curioso es que se lo dejás relajadísima. Te hacés el estudio y antes de irte (comprobando que el bebe está enterito y sin un rasguño) se lo super agradecés. Entonces… ¿En cuál situación nos equivocamos?

martes, 20 de agosto de 2013

Madres obras de arte

Después de haber escrito muchas cosas sueltas en el dorso de las boletas a pagar, en los márgenes del cuaderno y/o detrás del ticket del super, hoy me dije basta de postergar post esperando que tus hijos te dejen escribirlos redondos, perfectitos y prolijos. Mejor, dejate llevar por las teclas, y que la cosa fluya. Improvisemos. Y acá estoy. Hoy me levanté pensando es que quería contarles a estas mamás blogueras (presentes y futuras) una idea de una amiga española que me encantó y por eso me sumé.

¿Porque se los cuento? Además de para que ustedes también se sumen, porque ella desde el no ser mamá se quiere poner en los zapatos y las cabezas de estas super mamás modernas que trabajan y crían hijos, que quieren ser excelentes profesionales y mamás presentes (entre otras muchas cosas).

Su proyecto se llama Super Wonam Shiva y es un homenaje a cada una de esas mamás que (tal como lo escribe Karol en su web) es mujer, madre, esposa, profesional, ama de casa y no por eso deja de ser diosa. Y lo mejor. Super Woman Shiva existe gracias, obviamente a las ideas de Karol como artista, pero sobretodo a los rostros y palabras de las madres reales que se han puesto en contacto con ella para ser parte de estas obras de arte.

En sus obras podrán ver tablas de planchar, guantes de goma, muñecas, perchas, changuitos de compra y tantos objetos ligados al estereotipo de las mujeres de los años 50 y 60. Que contrastan con llaves, mouse, revistas femeninas, espejito retrovisor, luces, es decir cada una de las santas madres, mujeres, amantes y amigas que se desviven para cumplir con todos los roles sin no morir en el intento.

Si te gustó la idea de ser parte de una obra de arte, date una vuelta por la web de SWS y mirá hasta donde podés llegar de la mano de Karol



viernes, 26 de julio de 2013

¿Qué apostamos?

Yo no se para las lectoras, pero para mi las vacaciones de invierno de chica eran un suspiro. Y ahora de madre parecen los tres meses de verano. Por eso como toodo el mundo llevo a hijomayor al teatro. Y hoy mientras lo llevaba descubrí que toda salida con él es una gran apuesta. Primero que nada apostás a que el show, historia o musical le guste. Porque viste que a las 12 les gusta el dibujito que están mirando y 10 minutos después les gusta otro porque pasaron la publicidad en el corte. Después apostás a sacar una entrada desde la cual el niñ@ vea algo y no se zarpe de cara. Luego, apostás a tomar un bondi semivacío o donde por lo menos él pueda viajar sentado. Apostás a que no se duerma o si lo hace que se despierte 2 cuadritas antes para no tener que caminar esas 3 o 4 cuadritas con 16 kilitos al hombro. Si la criaturita está despierta al bajar, apostás a que en el camino no haya taanto merchandising como para perder el sueldo en una salida. Llegás. Entrás. Te ubicás en los asientos y mientras apostás a que no haya otro niño inadaptado social cerca del tuyo para que la función no se convierta en un campo de batalla. Ambos se sientan y ahí apostás que el show lo atrape lo suficiente como para que no se quiera levantar a los 5 min de haber llegado, pidiéndote una chocolatada con galletitas. Finalmente apostás a que la función no sea tan larga como para que se te acabe la batería del celular y te aburras como una ostra mirando a muñecotes moverse al son de canciones tan malas como pegadizas. Canciones que apostás no se acuerde como para ir cantándolas tooodo el viaje de vuelta donde volvés a apostar lo mismo. Gracias a Dios hay algo que no apostás porque ya ganaste: SE TERMINARON LAS VACACIONES!!!! ;-) 

jueves, 25 de julio de 2013

Los Hermanos Macana

Por fin puedo tratar de ponerme al día con mis amigas bloggeras que me reclaman por acá. La verdad es que fue toda una felicidad ver sus comments pidiendo post! Gracias! ¿Cómo va la vida de mamá stereo se preguntarán? Trataré de contar. La verdad es que me doy cuenta que necesito este espacio, esta hoja en blanco, estas palabras que suenan al son de las palabras que dicta lo que queda de mi conciencia después una seguidilla de días interminables entre llantos, mamaderas, pañales, celos, ropa sucia, tirones de pelo, mal sueño, “Maamaaa” y más ropa sucia.

Antes que nada quiero matar virtualmente a la hdp que alguna vez me dijo “No hay casi diferencia entre tener uno que tener dos”. A vos turrita, date una vuelta por casa si te animás. Que tengo un pibito que podés sacar a pasear. Segundo quiero reiterar el consejo “No tengas al hermanito a los dos años del mayor”. Antes de parir te di algunos porqués. Después de tenerlo se multiplican las razones: 
1. Tener dos hijos con pañales es antieconómico.
2. Hijomayor es grande y tiene que entrar al jardín el año que viene sin pañales. Excelente razón para sacarselos. Pero hacerlo en este momento es doble esfuerzo. Algo así como imaginar que el Atlántico se vuelve dulce de leche y una se quiere ir a España a nado. Traanqui.
3. ¿Cuál hijo privilegiar? El grande porque está angustiado? El chico porque es super vulnerable? ¿Qué hacés si tenés que elegir entre cambiar a bebé cagado y niño que se baja los pantalones en su cuarto para hacer lo segundo?
4. ¿Sigo? Naaa. Después me dicen que no quieren tener hijos por mis posts.

La cosa es que el tema escatologico marcó un momento en casa. Una de las tardes que compartía con F (padre el primer mes y medio cambió pocos pañales), mi mente me tiró un concepto maravilloso. Para mi que este pibe (el de treinta y muchos, padre) se cree que segundohijo vino con autolimpiante. Porque se recalentaba con el bebe cuando lloraba sin parar y repetía “Comió hace repoco, está abrigado, hizo provecho... qué le pasa a este pibe??? Respuesta irónica: ¿Tendrá caca? Respuesta de marido: mirada lanza cuchillitos.

Otros muchos días con hermanomayor pasaron cosas similares. El tipo desde el día 1 que lo charlamos y dijimos chau pañales de día. Tenés que avisar. Jamás se ensució en la guardería o el jardín. Parece que manjea el temita del pudor. O le importa mucho el quédirán. Ahora se nota que en casa se siente taaan a gusto y cómodo que el último finde largo mi casa fue literalmente un pañal. Absorvés olores nauseabundos por más de 12 horas y tu hijo es todas las barreras anti derrames dentro el inodoro, solo por molestar. Eso es lo que envenena. El tipo se da cuenta cuando va a hacer pis o caca, se baja los pantalones en cualquier parte de la casa y hace. Total después mamá que está relajadísima con el segundohijo limpia.

Lo bueno es que en esta padre se repuso las pilas y lo lleva y/o acompaña cada vez que puede. Es más hasta inventó “chocolate de premio” si el pequeño hace lo que debe donde debe.

¿Y a qué viene lo de los hermanos Macana te preguntás? Es porque si bien todavía no andan a los golpes literalmente. Sí chocan al pedir atención en los momentos más inoportunos. Pareciera que los dos supieran que una o uno se queda solo y se complotan para llorar si uno juega con hijomayor. Hacer pis o caca en su pieza cuando un@ está dandole la teta o la mamadera al bebe. Colgarse de tu cuello hasta no dejarte respirar mientras tratás de dormir al bebe. O vomitarte todo cuando estás llevando al baño al de 3 años. ¿Celos? Sí, del grande me la creo. Pero si el bebe me domina así con 2 meses, a los 10 años me manda a un geriátrico!!!

La verdad es que estos casi primeros 3 meses de la vida de F fueron moooy intensos. Aprendía a hacer todo de nuevo con una mano o menos: comer yo, dar una mamadera y pincharle con el tenedor algo a hijomayor que anda demasiado exquisito con la comida. O contarle un cuento a J con F en brazos porque en el moisés llora. Hasta he tenido que dormir con ambas bestias (una de cada lado) y padre exiliado en el sofá del living.


Mi humilde conclusión luego de una exhaustiva investigación de mi propia experiencia es que dos pibes te revolucionan la vida. Si queda alguna viva del otro lado y quiere aportar ánimo, anécdotas o un simple “ya va a pasar” las espero.

viernes, 24 de mayo de 2013

#CosasQueDuelenMásQueElParto

Una noche de contracciones, 5 de dilatación y tres pujos después bastaron para conocer a Fran. Se ve que ni él quiso laburar un 1 de mayo. A la media hora de recibir apenas un punto por un mínimo desgarro, estaba   feliz como perro con dos colas desayunando en mi habitación. Es más, antes de almorzar me levante y fui solita al baño. Un lujo, no?

Días después, con esa euforia casi olvidada y muchas horas adaptación a la nueva vida de 4 en casa, me surgió esta pequeña ListaHashtag de cosas que realmente duelen. Si después o mientras la lees se te ocurren más, te espero en los comentarios! 


> Duele dar la teta cada una hora y media con los pezones sangrantes y agrietados.

> Duelen la espalda y la cintura después de dormir salteado durante 20 días.

> Duele pasar dos días internada con tu bebe de 4 días por la bilirrubina. 48 hs bajo la lámpara y unas 47 y media de llanto.

> Duele tener que ver cómo le pinchan las manos y los pies y lo "judean" para sacarle sangre 6 veces en dos días.

> Duele que todavía haya gente que piense que los tres meses de licencia son vacaciones, cuando vos solo vivís limpiando caca, lavando ropita, durmiendo salteado y respondiendo boludeses a los opinólogos de turno.

Eso sí, todo el dolor se esfuma cuando su hermanito mayor se acerca con un muñequito en sus manos y le dice que se lo presta para que no llore.

viernes, 19 de abril de 2013

Cuerpo tomado


Ayer leí la mejor descripción de la semana 37 de embarazo: Casa de Tomada de Julio Cortázar. Esas habitaciones eran de algún modo mi cuerpo. El altillo paradógicamente eran mis tobillos y pies. Hinchados, enormes, escapando casi de cualquier calzado. Del mismo modo las piernas eran las habitaciones contiguas que a través de micro arañitas azules llevan y traen cansancio hacia ambos extremos. Llegando a lo que solía ser la cadera, encontramos lo que quedó de la pelvis. Como ya es imposible verla, depilarse se vuelve un acto de fe, ya sea casero o en cualquier salón de belleza. A partir de ahí todo está “okupado” por este nuevo ser, que desde allí maneja cual titiritero el escaso equilibrio que le queda a la cadera y se transmite a las rodillas. La famosa panza que ya pide permiso por si sola en cualquier medio de transporte, la imagino como el salón de los pasos perdidos de la Rosada. Imposible calcular sus dimensiones. Este es el centro de operaciones del Okupa que se se ha tomado el trabajo de correr mis órganos como muebles, vaya uno a saber a dónde. Y tal como hacen los peces, a medida que fue creciendo, fue acaparando más recovecos y metros cuadrados llegando a tomar todo el torso y hasta los pechos. De hecho su poderosa influencia ha hecho que luzcan caídos, casi como vigilándolo para no perder más espacio.

En esta guerra perdida que se asemeja a la caída del imperio romano, la conquista continúa en lo que serían las alas este y oeste (mis brazos) que lo escoltan dando envión a las pocas caminatas que le permite a mi (su) cuerpo convertido en caballo de Troya. El último bastión que le resta gobernar es la cabeza. Gracias a lo cual todavía puedo escribir estas palabras. Pero la batalla final está muy cerca. Y si mi humilde experiencia no me falla. Creo que su victoria está asegurada. Por más que dentro de unos días esté fuera de mi cuerpo, luego de tenerlo en mis brazos y reconocernos, todo mi cuerpo y vida le pertenecerán por completo.

sábado, 6 de abril de 2013

Dando lástima



Hace más o menos una semana que mientras camino siento que la gente mira mi situación más que embarazosa (35 semanas, 8 meses para los que no les gusta sacar cuentas) y me arrojan metafóricas monedas de lástima a través de sus ojos y/o comentarios.

Una de las más terribles fue a la salida del jardín de Joaco. Para los que no saben les cuento que nosotros este año además de tener un 2do hijo en breve nos seguimos complicando la vida mandando al retoño de 2 añitos por la mañana al maternal y por la tarde al jardín donde esperamos haga primaria y secundaria. Suena a que super planificamos su vida. Pero la verdad es que es un chino por donde lo mires. Estamos los 3 extenuados. Y recién es ABRIL!! En fin, la cuestión es que desde que tengo panza Joaco no quiere caminar. Quiere siempre UPA. No pronunciaba esa palabra hasta mi embarazo. Y ahora no hay manera de que se mueva por sus propios medios. Entonces, mamá, que ya lleva entre 10 y 12 kilitos del hermanito en la panza, debe alzar otros 15. Aguantás una cuadra y le exigis/suplicás que camine aunque sea media cuadrita hasta la estación de subte, Se niega rotundamente tirándose al piso y revolcándose de un lado al otro. Una, con el exagerado embarazo que ya se molestan entre panza y piernas, le tira de la mano para que se levante, obviamente sin respuesta. Ahí pasa la primera señora diciendo “Que lindo nene” (A lo que respondo para dejarlo en casa o sacarlo en carrito porque no camina). La señora me mira con desdén y se va. A los 20 metros aparece otra que lo increpa directo “Ayudala a la mamá. No ves que tiene a tu hermanito” Y me dice, con esa mirada de “Acá te tiro la posta”: “Esos son celos” Yo me río por no llorar mientras pienso “Descubrió la pólvora” y sigo caminando convencida que después de esa frase la señora no me va a ayudar de ninguna manera. Pero esta no es tan rápida como la primera y sigue tirando frases innovadoras cuando al pasar otro viejo le dice en tono de broma al nene “¿Y si la cargás vos a mamá? Sí, igual de idiota que el resto, pero más simpático. Síntesis que no se cómo llegamos a la esquina de casa. Previo paso por el subte donde una panza que despierta el interés del 80% de la población que me cruzo a diario más un nene de casi 1 metro vestido de pintor no logran “pedir” el asiento por la sola y amplia presencia. Caminado los últimos 80 metros (parecen las carreras de Palermo “Y cruzaron el disco”) me detiene la vendedora de una boutique a la voz de: “Disculpame. Pero no podés seguir así. Ese nene está grande tiene que caminar porque vos vas a parir acá. Esperá que le traigo caramelos.” Ja! Con el “premio” en mano mi hijo se bajó a negociar. La piba super piola le dice: Si te doy caramelos caminás? Y el muy lerdo le arremetió los caramelos, me dio uno para que le abra y se fue caminando hasta casa.

Ahora el broche de oro en decadencia fue el viernes cuando un amable señor de seguridad me ofrece pasar por la puerta en vez de los molinetes del edificio. Y una vez dentro otro policía ya me ofrece salir por el patio (portón doble hoja tipo estacionamiento) para que no de toda la vuelta hasta los molinetes. A esa altura ya sin mochilas ni hijo de 3 años encima una se siente una verdadera carpa de circo.

jueves, 21 de marzo de 2013

Seguridad a la pista

33. Número mítico si los hay. Los 33 orientales que lucharon por la independencia de lo que hoy es Uruguay. Los 33 años que tenía Jesucristo al morir y ese número que nos hace decir el médico vaya una a saber porqué. La cuestión es que hoy cumplo 33 semanas de mi segundo embarazo y NO DOY MÁS. Sí ya se que para que nazca a término debo esperar aunque sea 4 o 5 semanas más. Pero me tienen repodrida todas las cajeras de supers, chusmas de subte e ignotos curiosos repitiéndome “¿Es uno solo?, ¿Cuánto te falta?, Ya estamos, no?” Y después la de siempre ¿Nena o varón? Salvo las viejas que esas la tienen re-clara y ya te preguntan de toque ¿Para cuándo es ese varón? Al principio les sonreís y después les decís no doy más cortame la charla que me quiero ir a tirar a mi casa, subir las patas y rogar que mi otro hijo me de 5 minutos de paz.

Y a eso iba. ¡Cuán diferente es este embarazo del primero! Por dió! Mi primer hijo me pintó al óleo literalmente. Solo juega conmigo si no está el papa. O me busca para que le de comida, le compre cosas o lo lleve a lo de Abu. Léase soy un medio para llegar a un fin. Para completarla, cada vez que lo voy a buscar al jardín, para lo cual una trastoca todos sus horarios, el muy turrito corre a abrazarme, sonríe, me da su mochilita, pide upa y una vez arriba, mientras soporto 15 kilos y los 10 del embarazo me dice “Quiero papá” ¿Un capo, no? Una respira hondo, piensa en las recomendaciones del pediatra que el chico está estresado, que este año sufrió y está sufriendo muchos cambios, que hay que tenerle paciencia, que hay que contenerlo… Bla, bla, bla (sí, ese mismo que se hacía el duro y te decía que él se adapte porque es el nuevo hoy, patea para el otro lado. Traidor!!!) En fin, cuestión que con una sonrisa falsa en la boca le dice que ya vamos a casa con papá. Le suplicás que camine al menos hasta la calle para tomar un taxi, pero contesta con un rotundo NO imposible de negociar. Pero la tragedia no termina acá. Este pequeño gorrión de mamut cruza de Lucifer con Jaimito, ha reducido su vocabulario a dos o tres palabras que alterna para taladrar a Dios y María Santísima desde que llega a casa tipo 17 hs hasta que se duerme (22h) PAPI, PAPI, PAPI, PAPI, PAPI, PAPI, JUGAR, JUGAR, JUGAR, JUGAR, JUGAR, COMER, PAPI, PAPI, PAPI, JUGAR, JUGAR, JUGAR, JUGAR, y así. Entre un juego y otro, cada vez que tiene oportunidad le pega a la panza haciéndose el gracioso -“sin querer” por supuesto- pero con malicia, y ni se te ocurra decirle arriba mío no, porque se te instala estirándose para atrás solo para aplastar la panza y “decirle” al de adentro “¿seguro que querés salir de ahí?

Ahorta, lo mejor es el ánimo que te da la gente cuando una comenta estos celos enfermizos de mi retoño. El otro día mientras respondía las preguntas que comento más arriba, dando por sentado que razón era que nosotros le habíamos dado un hermanito sin que él lo pidiera. Ni te imaginas lo que me dijo otra jodida “¡Uh! Na, vas a tener que prestarle mucha atención. Inclusive psicológica.” Ahh mbueee! Ahora SI me das la tranquilidad que necesita una embarazada de 8 meses que apenas puede descansar entre su trabajo, hijo y lo que le queda de vida personal! ¡Eso es apoyo moral! ¿Acaso mi hijo es el primero en tener un hermano en el mundo? ¿Estamos todos locos? ¿a dónde quedaron esas frases de una amigo para toda la vida, la persona más parecida a vos, un compañero en los tiempos más difíciles… alguien que aguante a tus viejos además de vos? ¿No nos estamos yendo de mambo con la contención? ¿Y a los padres quién nos contiene? Cuando un pibe pasa de ser demandante a ser tu sombra, una garrapata que se te adosa gritando jugar, que no entiende que una debe ir al baño cada tanto, comer, dormir… Y no hablo de un viaje al Caribe, necesidades básicas nomás. Mbue en medio de ese KAOS está por nacer F. Y yo más que preocuparme del moisés, la ropita, el huevito busco patovicas de cuna que trabajen 7 x 24.

miércoles, 23 de enero de 2013

Lista negra


Luego de varias experiencias como cliente, ciudadana o simple consumidora embarazada, me he decidido a aplicar la sanción social a todas aquellas empresas u organismos que no tengas filas o sistemas de prioridad para personas con movilidad reducida en sus oficinas o locales.

Eso sí, para ser justos haré dos columnas donde comunicaré quienes lo aplican bien y quienes siquiera lo han pensado.  Ya se que muchos en estos días de fin y principios de año, con calores inusitados no tenemos ganas de ceder asientos, o sitios para estacionar o simplemente lugares en una fila eterna, pero la realidad es que la prioridad no es un favor que nos hace alguien bien educado, o “buena onda”. Es un derecho al que debe acceder cualquier persona embarazada, con bebés, con bastón, o cualquier discapacidad motora o física.

De los últimos días puedo comentar que:
Easy (por lo menos el de Palermo) posee estacionamiento exclusivo para embarazadas más cerca de las puertas de entrada y cajas con prioridad.

Movistar (el de Callao y Santa Fe) no tiene ningún tipo de prioridad, ni en filas, ni trámites, ni una persona de seguridad que haga pasar primero a quien lo necesita.

En el Village Cinemas Recoleta claramente somos menos que actrices de reparto no tenemos ninguna prioridad ni en las cajas para comprar entradas, ni en el kiosco que vende pochochos ni en los baños de damas. En todos los casos dependemos de la buena voluntad y educación de quienes tengamos a nuestro alrededor.

Los supermercados son un mundo aparte. Si bien todos tienen una caja exclusiva para embarazadas y discapacitados o personas con movilidad reducida, no siempre están señalizadas o a la vista para encontrarlas. Por ejemplo en Carrefour tenés que convertirte en secretaria de Sofovich moviendo las ensanchadas caderas y los productos que llevás, y aún así como no conseguís llamar la atención ni complacencia del cajero ni ningún cliente de la fila, te acercás y preguntás algo evidente “Esta es la cola de Prioridad?” dándole una chance para que te digan “Sí, pasá”. Bueno no. Te responde un seco “Sí” la típica vieja avinagrada que se apura por desplegar todos sus productos en la cinta para que no le ganes el lugar. El cajero, obvio en su mundo automático ni se enteró que yo estaba ahí.

Ahora, anotá en el Disco de Santa Fe entre Bustamante y Austria hay un cajero que es una especie en extinción. Te atiende muy amablemente aunque no estés en la caja de prioridad, e avisa qué caja te debería dar prioridad y te comenta “Con buena educación uno debe hacer valer la prioridad. Y al saludarte agrega: “Que tengas un feliz embarazo.”

Después tenés el Vea (ex Discos convertidos en supers de ahorro) tanto que hasta sus cajeros ahorran en sonrisas y amabilidad. Luego de convertirte en contorsionista para que todos vean tu panza y de den la prioridad que te corresponde por ley, apenas conseguís que te vean los clientes de la cola con caras de traste y miradas lanza puñales (al mejor estilo CQC) por ser la desubicada embarazada que llegó a la fila exclusiva justo después de ellos. El que sigue refunfuña para dentro, ahí se despierta el cajero, te ve y te dicen con desdén, “Pase”.

Otra experiencia religiosa son el Subte y los Colectivos de CABA, donde rige a pleno la ley de la selva y el menor esfuerzo. Básicamente hay que entrar gritando cual Tarzán “Un asieeento por favooor que estoy embarazaaada” para despertar a los “dormidos” que aunque tu panza les roce la nariz juran por su madre que no te vieron. Si bien debo admitir que a veces tengo la dicha de cruzarme con choferes buena onda que apenas me ven escalar la puerta del bondi, solicitan a su modo un lugar para vos, y en el subte extraordinariamente en la estación se acerca un “rara avis” que me pregunta “Te da vergüenza pedir el asiento? Porque a mi mujer le costaba. Si querés lo pido por vos.” Mi humilde conclusión sobre lo expuesto es que la falta de civismo, educación, roce social o simple solidaridad (como les guste llamarlo) es entre pobre y nula. Creo que es un deber de toda madre, padre o tutor educar a nuestros hijos en este sentido para que el día de mañana cuando seamos nosotros los viejos con movilidad reducida, no tengamos que mendigar un asiento, un lugar en la fila, algo de prioridad. No se qué pensás vos que me leíste hasta acá. Sumá tus experiencias en empresas, oficinas, transportes. A ver si entre todos usamos el arma más poderosa: la sanción social.

lunes, 7 de enero de 2013

Instrucciones para engordar sin engordar



Sin intención de exagerar creo que desde que tengo uso de razón, hago o me tienen a dieta. Si bien acepto que tengo una humanidad generosa, amante del buen comer y un físico que asimila hasta una manzana, siempre envidié a las flacas como mi hermana que se daban panzadas de lo que sea y no se les hacía rollo ni cuando se sentaban. De muy chica me ponían a dieta por descomposturas estomacales cada dos por tres, de adolescente tuve que recurrir a ella para entrar en los vestidos de las fiestas de 15, de joven para poder lucir bikinis y ahora hoy vuelve como Matrix reloded a re re re re re re re re re y unos 10 re más con el embarazo.

Lo peor es que me jode terriblemente estar a dieta. Prohibirme sabores. Vedarme el paladar o peor, destinarlo a cosas insulsas, dulces metálicos, ensaladas - pasto, o galletitas que asemejan el cartón Paspartou. Decí que cambió tanto el mundo y con él nuestra percepción del mundo, porque yo de chica (tipo 8 o 10 ponele) recuerdo una tarde que andá a saber porque hablaba de las dietas con mi abuela y le tiré: “Yo después de casarme no hago más dieta, quedo embarazada y chau.” Iluuusaa. Al toque la abuela retractó: “Es que es más difícil mantener una pareja que conseguirla. Tampoco vas a poder engordar demasiado.” Y ahora que lo recuerdo no se si habrá sido consejo, percepción o designio de la naturaleza, pero la realidad es que desde hace más de 20 años que la dieta ya no es una excepción sino un modo de vida. Con altibajos, comienzos de lunes y dejadas de martes. Pero ahí está.

Ahora. Desde que el mundo es mundo la mujer cuando está embarazada engorda. Y ni siquiera por propia decisión. Engorda porque el pibe o piba ocupa un lugar en el espacio que da la casualidad que es adentro de una, vio? Te repiten hasta el cansancio que lo que vos comés es lo que come el feto. Y no podés comer pescado crudo, ni chorizo, ni tomar alcohol, ni fumar, ni, ni. Ahora vos leés que este jugo tiene ácido fólico y tomás, leés que las frutas secas tienen mucho omega 3 que le hace bien al desarrollo del feto y comés -porque de paso te sacia la ansiedad- Ahora vas a esa turrita balanza del consultorio de la nutricionista y la muy hdp te tira el peor número de tu vida. Y encima de la mala nueva te comés un reto. ¡Te dije que no subás más 7 en todo el embarazo! Si, todos pedimos imposibles. Yo también le pido a Dios ganarme el Quini y acá sigo pobre. Si todas las revistas y webs de padres te dicen que el número razonable para tener un bebe sano, es de un quilo por mes, o sea entre 10 y 12, ¿Porque a mi me dejan solo 7? Respuestas: “Cosete la boca” dijo mi mamá. “Salí a caminar” dijo el padre de la criatura.“Mejor. Así vas a volver a tu peso antes”, dijeron algunas amigas.
La cosa es que a mitad de embarazo apenas me quedan 3 kilitos por subir y 5 meses por transitar. O sea: estoy al horno (sin papás porque engordan). Si a alguna lectora amiga se le ocurre un consejo sabio para poder engordar sin engordar. O mejor engordar pero sin subir de peso espero su recomendación ASAP (as soon as posible -como dicen los cancheros) porque desde el jueves que me pesaron a hoy, seguro YA SUBÍ!