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miércoles, 29 de enero de 2014

Despedida

Siempre me costaron las despedidas pero hoy creo que empecé a sentir eso que llaman "vivir a través de los hijos". Hacía días que venía charlando con elpadre que teníamos que contarle a Joaco que iba a dejar del todo la guarde. Cosa de que no pase lo que conté acá. Pero típico argentino vivillo me dijo "si no pregunta no le digamos nada". Onda que fluya. Total, él deja ahora ahí la colonia, nos vamos de vacaciones y la vuelta arranca el otro jardín del cole todo el día. "Tal vez ni se da cuenta" , agregó.

Mbue. Hoy se nos quemaron los libros. Cuando lo voy a buscar arranca la charla contándome que si seño (que ama y extrañó todo enero porque recién volvió este lunes) le dijo que lo iban a extrañar. Yo haciéndome la gila pregunto porqué. Y el otro super relajado me dice: "Porque no voy a ir más. Por eso me van a  extrañar." (Un nudo atacó mi garganta).

Al toque cambió de tema, yo le seguí el juego y la tarde pasó. Pero mi cabeza siguió pensando todo lo que vivimos en estos 3 años y un poco más. Recordé el primer día que fuimos a conocer esta guarde. Y el detonante que me hizo elegirlas: ver la cara de los chicos realmente FELICES. No se cómo explicarlo. Fue una sensación, una energía positiva dirán algunos... vibra... no se. Sólo se que desde el primer día supe que ahí Joaco iba a estar muy bien. Y así fue. El primer día que lo dejamos tenía 5 meses. Ni siquiera se sentaba. Pero era todo sonrisa cuando elpadre agarraba la mochilita para llevarlo.

¡Cuánto cambió! ¡Y cuánto nos ayudaron a a crecer a los 3! No se si acá lo escribí pero más de una vez le dije a mi mamá que... (después de pasar un finde largo con Joaco) "Yo estoy convencida que a las seños les pago poco por lo que lo aguantan!"  Es que nos bancaron en tantas! Recuerdo cuando Joaco tenía un año y se enfermó mal elpadre y por prescripción médica no podía estar él con Joaco. En ese momento Joaco iba solo de tarde. Mis padres y suegros viven a 60 km. Y yo tenía que ir a trabajar. Caí con el nene a las 9, les pregunté y lo tuvieron hasta que yo pude volver. Ahí fueron seños, familia y amigas. Lo mismo cuando nació el hermanito y murió mi suegro. Fueron y son gigantes inolvidables.

Claramente me cuestan mucho las despedidas. Porque las arranco antes que pasen y las sigo despidiendo cuando pasaron. Lo loco es que soy yo la que estoy llorando. A Joaco lo noté re tranqui, superadísimo. No se si se hace el fuerte. No termina de entender qué va a pasar. O se lo tomó super bien. Como un crecimiento, un cambio para bien. Bueno de hecho al jardín del cole fue todo el año pasado medio turno. Es decir, ya conoce a los compañeritos y el lugar, y le encantó tanto que durante todo diciembre preguntó cada día cuándo iba a volver.

¿Ves? Ahí es donde yo creo que empiezo a vivir su vida al entristecerme por dejar el jardín. ¿Me leíste? ¡Escribí dejar el jardín como si fuera yo la que se va de la guarde al cole! Claro es que vos entrás ahí y se respirá ambiente a casa. Yo los veo a los chicos tan sueltos, libres y felices como en las casas de abuelas. Corriendo, cantando, pintando, aprendiendo, disfrazándose, abrazándose,saludando y haciendo amigos. ¡Cuánto se van a extrañar! Los veo a ellos y me veo a mi, llorando porque mi mejor amiga se cambió de cole cuando terminamos el jardín y arrancamos el primario. (Nota mental: arrancá terapia).

No me queda más que agradecer todo el amor, paciencia y vocación que estos hombres y mujeres le dan cada día a mis hijos. Soy feliz porque los veo felices y porque veo que los educan en la pluralidad, en la igualdad, en el respeto, con valores y priorizando el pleno bienestar de cada chico.

Voy a secarme las lágrimas antes de que me vea Joaco. A ustedes ¿les pasó algo así?

jueves, 12 de septiembre de 2013

¡Feliiiz día!!

Aunque ya haya pasado su día, no quería dejar pasar la ocasión de saludar a esos seres maravillosos que dedican su vida a enseñar. En especial –y porque el blog nos convoca- a las maestras jardineras de J y F. A Lili, Coty, Flor, Meli, Rita, Belu, Ale, Miss Mariana y tantas auxiliares que no recuerdo sus nombres, así como a Claudia y Tute que además de directoras son maestras. Graaacias por hacer de mis pequeños hombres bonsái, hombres de bien en desarrollo. Ayer, justamente por tener que oficiar yo de “maestra” sustituta fui testigo de algo maravilloso que llenó tanto de orgullo, que rompí mis ropas cual “Increíble Hulk”.
Estábamos a la tarde en la plaza, jugando con la palita, rastrillo, autitos y demás chiches de arena. Paréntesis. Odio la arena. Si algún día soy Jefa de Ciudad de Buenos Aires prometo azulejar todas las plazas. Y si me vienen con que los chicos necesitan la arena para amortiguar los golpes y caídas. Les pongo a todas el piso ese de goma de las plazas blandas. Pero yo por algo no vivo en la costa. Detesto que el nene se me convierta en un arenero móvil y “contagie” su mugre a toda mi casa. Por eso, mejor volvamos a lo lindo que les iba a contar.
Estaba jugando lo más bien en la plaza cuando se le acercan dos nenes de a simple vista su misma edad. Yo les digo cordialmente que si pueden usar los chiches de Joaco. Toda madre sabe que prestar los juguetes en los areneros es casi regla de urbanidad. Así que ahí se me casi instalan los tres y en no poco más de 10 segundos estalla la guerra entre los dos nuevos por la palita de Joaco. Tironeos, llanto, empujones… etc. Como de ambas madres ni noticias. Les dije que jugaran los tres juntos, un ratito cada uno etc, etc. Como no los persuadí, llegaron madre 1 y madre 2. Madre uno dice cordialmente a hijo que la deje para jugar entre los 3. Madre 2 (tarada a pedal) arranca con grito: ¿De quién es la pala? Yo pienso para mis adentros. ¿Qué importa si sabés que de tu hijo no es? Y respondo casi sobradora. Es de mi hijo (mientras lo señalo) y se la presta. Ambos hijos siguen la pelea. Ahí interrumpe Joaco: “Chicos no se peleen. Es para compartir” (dixit). Madres 1 y 2 me miran con una mezcla de sorpresa, admiración y odio. Yo les digo que hace poco comparte. Que debe ser porque le insisten mucho en el cole. Luego, le insisto a sus retoños: Claro, es para compartir, hagamos algo entre los 3. Madre dos: Dale X, vamos a buscar tus chiches y juegan los 3 acá. Yo estoy allá con tu hermano. Otra vez pienso para mí: Dale, vos relajá (irónica). Yo no soy tu niñera! Sino pagame! Mientras madre 2 y X van por sus chiches, Madre 1 trata de convencer a su hijo de que no llore y juegue con otra cosa. Ahí salta otra vez Joaco a Niño 1: ¿Y? ¿Ya te calmaste? (yo ahí morí de risa para adentro) Madre uno me mira azorada y pregunta qué edad tiene Joaco. Respondo tres y ella dice, el mío también bajando la cabeza.  Vuelve niño 2 trae un camión, Joaco se lo pide prestado y el muy maleducado no se lo presta (Vale aclarar que Madre 2 no hizo nada). Igual de maleducada). Joaco, haciendo puchero me dice: Estoy triste porque no me lo prestó. Y como buena madre rencorosa le digo “Ok, cuando venga por la pala no se la des.” Eso de la otra mejilla no va conmigo.
Definitivamente las seños de mi Joaco hicieron un excelente trabajo. Enseñar normas de cortesía nos hace más sociales. Esa es la famosa buena educación que propicia el roce social. Eso convierte a alguien en persona, en señor o señora más allá de títulos rimbombantes, universitarios o especialidades académicas.  Será por eso que en cada frase que dice y cada palabra actitud que toma, veo el éxito de estas seños. Seños, que además de enseñarle a él a ser mejor persona, también me enseñan  a mí, a tratar de ser cada día mejor mamá. Gracias por estar ahí siempre!!!

martes, 27 de agosto de 2013

¿Sobreprotectoras?


A la hora de dejar a nuestro hijo, las madres somos capaces de hacer cual-quier-cosa. Googleamos jardines maternales cerca de casa o el trabajo. Preguntamos a amigos y compañeros. Leemos foros de madres para ver si lo que dice la web del jardín es verdad. Desconfiamos. Consultamos al pediatra. Llamamos a mamá (y porqué no a tu suegra) para contarle y ver qué opinan. En una de esas les da lástima y te ofrece cuidarlo ella. Recordás un par de desaciertos (como limpiarle la boca con el trapo de la cocina u… ). Pensás que está grande y merece disfrutar su tiempo como se le antoje. Además seguro le pone tele todo el día y al chico le van a quedar los ojos cuadraditos.

Entonces evaluás la posibilidad de una niñera, queriendo creer ilusamente que ella sí le va a hacer estimulación temprana, en tu casa, calentito, sin tener que salir a la calle que un freezer ni pescarse las mil y una pestes de los jardines. Pedís referencias. Bah, antes que nada evaluás costos. ¿La dejarías sola con los chicos? Ahí te agarró el miedito. Recordás historias truculentas de pelis, noticias varias y malas experiencias ajenas y como cuando perdés en un juego, volvés al principio.

Te decidís a hacer una investigación super exhaustiva, a lo Agatha Christie, de los jardines maternales, pensando que lo mejor es que interactúe con otros chicos. Navegando, preguntando o simplemente caminando por el barrio, te hacés de 3 o 4 lugares para visitar. Coordinás con las directoras y vas. El primero pinta bien. Pero cuando te muestran la sala donde va a estar parece más chica que tu baño. Encima la directora te aclara que “para no molestar a los chicos” el horario obligatorio es de 8 hs (sin excepción). Lo que significa que nunca podés ir a sacarlo antes, ni darle de comer si estás cerca y podés salir a mediodía. Sí, o sea no te dejan ver a Tu Hijo. Eso es comodidad para las maestras! No me jodan Hijas de Hitler! Segundo jardín: la sala es grande, el horario es flexible pero la seguridad menos 10! Un bebé no salió a la calle porque vos (absoluta desconocida de la casa) le cerraste la puerta. Descartado. 3er jardín (apuuren que se me acaba la lincenciaa!) todo mooy lindo, salvo que la luz les llega por carta. Si lo dejo ahí se me deprime. 

Después de encontrar la sala perfecta, con el horario libre, maestras divinas y niños felices… Un día tenés médico y lo terminás dejando una horita solo con la señora recepcionista (que por la edad, podría ser tu madre), de la cual la única referencia que tenés, son los 5 pisos por ascensor que compartieron, donde ni siquiera te habló del tiempo. ¿Seguridad de que salga corriendo con el carrito? Ninguna. Ok, me cuida gratis, pensás. Y no le pone tele porque no tiene. Lo más curioso es que se lo dejás relajadísima. Te hacés el estudio y antes de irte (comprobando que el bebe está enterito y sin un rasguño) se lo super agradecés. Entonces… ¿En cuál situación nos equivocamos?

sábado, 6 de abril de 2013

Dando lástima



Hace más o menos una semana que mientras camino siento que la gente mira mi situación más que embarazosa (35 semanas, 8 meses para los que no les gusta sacar cuentas) y me arrojan metafóricas monedas de lástima a través de sus ojos y/o comentarios.

Una de las más terribles fue a la salida del jardín de Joaco. Para los que no saben les cuento que nosotros este año además de tener un 2do hijo en breve nos seguimos complicando la vida mandando al retoño de 2 añitos por la mañana al maternal y por la tarde al jardín donde esperamos haga primaria y secundaria. Suena a que super planificamos su vida. Pero la verdad es que es un chino por donde lo mires. Estamos los 3 extenuados. Y recién es ABRIL!! En fin, la cuestión es que desde que tengo panza Joaco no quiere caminar. Quiere siempre UPA. No pronunciaba esa palabra hasta mi embarazo. Y ahora no hay manera de que se mueva por sus propios medios. Entonces, mamá, que ya lleva entre 10 y 12 kilitos del hermanito en la panza, debe alzar otros 15. Aguantás una cuadra y le exigis/suplicás que camine aunque sea media cuadrita hasta la estación de subte, Se niega rotundamente tirándose al piso y revolcándose de un lado al otro. Una, con el exagerado embarazo que ya se molestan entre panza y piernas, le tira de la mano para que se levante, obviamente sin respuesta. Ahí pasa la primera señora diciendo “Que lindo nene” (A lo que respondo para dejarlo en casa o sacarlo en carrito porque no camina). La señora me mira con desdén y se va. A los 20 metros aparece otra que lo increpa directo “Ayudala a la mamá. No ves que tiene a tu hermanito” Y me dice, con esa mirada de “Acá te tiro la posta”: “Esos son celos” Yo me río por no llorar mientras pienso “Descubrió la pólvora” y sigo caminando convencida que después de esa frase la señora no me va a ayudar de ninguna manera. Pero esta no es tan rápida como la primera y sigue tirando frases innovadoras cuando al pasar otro viejo le dice en tono de broma al nene “¿Y si la cargás vos a mamá? Sí, igual de idiota que el resto, pero más simpático. Síntesis que no se cómo llegamos a la esquina de casa. Previo paso por el subte donde una panza que despierta el interés del 80% de la población que me cruzo a diario más un nene de casi 1 metro vestido de pintor no logran “pedir” el asiento por la sola y amplia presencia. Caminado los últimos 80 metros (parecen las carreras de Palermo “Y cruzaron el disco”) me detiene la vendedora de una boutique a la voz de: “Disculpame. Pero no podés seguir así. Ese nene está grande tiene que caminar porque vos vas a parir acá. Esperá que le traigo caramelos.” Ja! Con el “premio” en mano mi hijo se bajó a negociar. La piba super piola le dice: Si te doy caramelos caminás? Y el muy lerdo le arremetió los caramelos, me dio uno para que le abra y se fue caminando hasta casa.

Ahora el broche de oro en decadencia fue el viernes cuando un amable señor de seguridad me ofrece pasar por la puerta en vez de los molinetes del edificio. Y una vez dentro otro policía ya me ofrece salir por el patio (portón doble hoja tipo estacionamiento) para que no de toda la vuelta hasta los molinetes. A esa altura ya sin mochilas ni hijo de 3 años encima una se siente una verdadera carpa de circo.