martes, 7 de diciembre de 2010

LACTANCIA. La única diferencia entre la vaca milka y vos, es el violeta.


De acuerdo al Manual del Pediatra Bonaerense y la Guía de Buenas Prácticas de la Puericultora, los bebés recién nacidos deben comer entre 7 y 8 veces al día. Lo que dividido por las 24 horas del día, nos daría que los pequeños gurrumines necesitan estrujarte más o menos cada 3 horas. Pero lo que nadie te dice que ese “cada 3 horas” NO ES “cada 3 horas”. Sino cada cuanto se le cante. Porque si tu hermoso retoño te succionó de 9 a 10:30, las 3 horas se cumplirían a las 13:30 pero como su hambre no entiende de números, le vas a tener que dar la teta sí o sí a las 12, porque la hora que cuenta es la del comienzo sin importar a qué hora terminó de tomar. O sea que puede comer más que dormir!
Para que te des una idea, es como en un casamiento. Aunque vos arrancaste con la picada tipo 22, seguiste con los platos y hasta limpiaste el plato del de al lado, cuando a la 1 de la mañana llega el postre, te lo devorás.
Volviendo a los bebes, lo más terrible no es sentir que la teta ya no es nuestra sino más bien una extensión conectada permanentemente a nuestro hijo. Lo más macabro de todo es caer el el ciclo del insomnio. Una seguidilla de situaciones nefastas concatenadas entre sí, para hacer de tu vida un infierno. Arrancás a eso de las 2 de la mañana para darle la teta. Sueñito de por medio se hacen las 3:30. Aunque no sabés cuánto comió, tratás de hacerle el “provechito” -que es algo así como el ISO 9001 contra cualquier ahogo mientras duerme-. Con tanto sarandeo, el bebé digiere y como cualquier ser humano, descome. Lo que te lleva a cambiarle el pañal. Ahí ya son las 4.30 y el pibe tiene más pilas que el conejito de Duracell y te mira con cara de “¿Vamos a jugar?”. Esquivando tus propias ojeras, caminás, le cantás y lo arrullás con todos los Cds de Babys and lo que sea… Y sí… se hicieron las 5.30. ¿Y a que no sabés qué? LE AGARRÓ HAMBRE DE NUEVO!! Y si le das teta se va a cagar de nuevo, y le vas a cambiar el pañal de nuevo, y otra vez a arrullarlo… y podemos seguir así hasta que cumpla 1 año o te hinches tanto las pelotas, que por tu salud mental, le des una mamadera para que morfe en 10 minutos y se duerma al toque.
A este ritmo no hay tapaojeras ni pareja que aguante! Tu buen humor es apenas un recuerdo. Tu vida se limita a tu cama, el moisés y el cambiador.Y lo más loco que hacés, es arreglar con tu mamá, hermana o marido para que te cuide al nene 20 minutitos, así te podés bañar! :S Y es ahí, bajo la ducha cuando pensás: Qué vida la de la vaca, eh… ¡Sólo la ordeñan 2 veces al día!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo te avise que la lactancia era un capitulo aparte jajajaja
Aguante la papilla!

Jennifer Amapola Banfrula dijo...

muuuuuuuuy bueno.

angulita dijo...

Estando a punto de parir, leo esto y me dan ganas de llorar. Genial!