A
principios de agosto se cumplieron 9 años de la partida de alguien
muy importante para mi: mi abuela. Y aunque el tiempo ayuda a aceptar
lo inevitable, se la sigue extrañando mucho. y lo comparto acá
porque creo que desde que nació Joaco la tengo o la siento más
presente que nunca. Tal vez porque ella llegó a ser una especie
única -hoy en extinción- de madre-niñera-abuela cumpliendo los
tres roles a la perfección.
Más
de una vez cuando Joaco me saca con sus caprichos me pregunto y de
algún modo le pregunto ¿Cómo hacía Doña Paula para lidiar con
tres bestias como nosotros? Y no solo no huir detrás del primer
vendedor ambulante que tocaba timbre en casa, sino además volver
cada mañana con una sonrisa e incansable vocación, a cuidarnos y a
su manera criarnos.
¿Habrán
sido sus 10 hermanos menores los que la dotaron de su inagotable
paciencia? Lo dudo. Por algo ella solo tuvo dos hijos. Pero lo
siempre me llamó poderosamente la atención era su paz interior y su
forma no violenta de dar a conocer sus deseos. Tanto, que bien podría
haber sido hija de Gandhi y la Madre Teresa de Calcuta. Por la fuerza
de sus convicciones, su perseverancia y tranquilidad para llevar a
cabo las empresas más imposibles: acompañar a su marido en la
tienda, ayudar a la comunidad de un pueblo chico y hasta vender todo
para seguir los destinos de sus hijos.
¡Cómo
me hubiera gustado que Joaco la conozca! Que
ella fuera una imagen vívida para él, más que todas las hisotrias
que le cuento. Recuerdo frases y gestos maravillosos como “Vos
no sos malenseñado sino malaprendido” (impecable claridad de
concepto para quien apenas completó 2do grado). O sus suaves
caricias en la cabeza que aún hoy transmiten su serenidad. Hace
poquito viendo una de sus últimas fotos, vino a mi mente una de las
últimas charlas coherentes que tuvimos -cada tanto su mente la
llevaba de viaje a otros años y mejores recuerdos de su pueblo-. Era
una tarde en su casa, cargaba una manta de hilo que yo adoraba. Me la
entregó en brazos y me dijo “Llevatela,
te la regalo” (a veces creo que suponiendo lo que iba a
pasar). Sorprendida la miré sin contestar y ella agregó: “Me
hacés bien.”
3 comentarios:
Me encanta leerte. Me siento super identificada!!
Cuánto en tan poco.
Gracias chicas por su aliento!
Publicar un comentario