martes, 16 de agosto de 2011

All you need is post!


Hoy el tema de fondo de este post es All you need is love . Y si podés, escuchalo mientras leés. ¿No es mágica cada estrofa? Escuchándola me pregunto: si los Beatles cantaban esto a fines de los 60s, ¿Cómo hace 50 años que no entendemos NADA? ¿O nos olvidamos? Porque los locos bajitos, como los llama Serrat, lo tienen super claro.

¿Te diste cuenta de que por más ropa linda que le pongas, deliciosos platos que le cocines, lugares y personas que le hagas conocer o cantidad de juguetes que le regalen, ellos sin tu amor de mamá o papá, no son nada? Y sí. Siempre fui más Beatle que Calamaro. Pero verlo representado en ellos, me mató.

Ver cómo tu presencia, tu palmadita, tu voz los ayuda a dormir. Cómo se les ponen los ojitos vidriosos cuando te alejás. Cómo confían solo en tus manos para aprender a caminar y te atrapan super fuerte para no dejarte ir. Cómo calmás todos sus miedos y dolores con “ya pasó” y acercando su cuerpito a tu pecho.

Me pellizco al ver cómo copia mis gestos, cómo aprendió a tirar y dar besos, cómo chusmea todo y analiza el mundo. Todavía no caigo en el poder que tiene mi calor, mi abrazo, mi mano rodeando la de él, mis besos… lo mejor es que el intercambio nos llena de vida a los dos. Porque parece que cuanto más amor reciben, más amor dan. Y así te cambian la vida -como te decían todos- pero mejor. Porque hacen que ningún día sea igual a otro. Y borran todas tus preocupaciones en segundos con una sonrisa, una mirada, una palabra.

Esta canción y todos los Joacos del mundo me dicen que la felicidad está más cerca de lo que la buscamos. Amigas lectoras que reclamaban un post que no ahuyente sus escasas ganas de ser mamá, ¿qué dicen?

lunes, 4 de julio de 2011

Pediatra psicólogo


La anteúltima vez que llevé a Joaco al control médico mensual, el pediatra me tiró una frase tan maravillosa, que no solo me dejó pensando días, sino que además me dije: "tenés que escribir algo en el blog" para compartir este inconmensurable pensamiento que -por lo menos en mi- marcó un antes y un después. Algo así como el "shock" de Susana o el "soy virgen" de Wanda, aunque -sinceramente- no creo que catapulte a Diego (el pediatra) a la fama.

La frase que me abrió los ojos fue: "Él –enfatizado y señalando a mi bebé- es el nuevo en la casa. Él es quien se tiene que adaptar a ustedes." Tomá. ¿No es brillante? Sí, ya se alguna estará pensando "¡Es obvio lo que dijo! No descubrió la pólvora. Pero las invito a desmenuzarla, leyendo entre líneas:

Para empezar, dice que vos como mamá no tenés que dormir zipeada en una cuna para que el nene deje de llorar, no tenés que ponerle el pañal parado porque el pibe es culo inquieto, no tenés que cenar a las 12 de la noche porque recién a esa hora se durmió, no tenés que andar con él en brazos y llevar como puedas el carrito con la otra mano para evitar el berrinche, y todos los "no tenés que" que se están ocurriendo mientras lees esto.

Pasa que sí, ya se. Cómo le cambiás los hábitos a un bebé de 1 añito que se acostumbró a dormir en tus brazos, a llorar para conseguir lo que quiere, a jugar con la comida como si fuera plastilina… ePorque seguro que a todas la primera vez que lo hizo nos resultó divertido o conveniente pero ¿Y ahora? Qué hacemos con todas costumbres que sabemos que hace mal pero... (completá con la excusa que más te guste).
Porque también es verdad que a todas nos recontrasaca repetir NO, No, nooo! hasta el hartazgo como si fueras la peor versión china del perrito de Pepsi. Pero hay que hacerlo. “Es tiempo para vos supo decirme una amiga!” (otra frase liberadora) Porque cada NO también nos libera, nos alivia, nos da la razón cuando apoyamos la cabeza en la almohada, y super agotadas pensamos "No doy más. Yo así no puedo seguir". Y siempre te ilusionás con que al día le agreguen 2 o 3 horitas y aunque sea 1 sea solo para vos.

Convenzámonos de que ellos "son los nuevos", y al igual que tu suegra, una nueva amiga o el primo del campo, se tiene que adaptar a tus horarios de sueño, cena y convivencia. No se. Por lo menos así lo veo yo, decía Nimo con las perlas blancas y negras. Si a ustedes alguna frase les cambió la forma de ver o si ésta les dispara otras cosas: Avísenme!!!

jueves, 16 de junio de 2011

Mamá manca


Por si nadie reparó en este pequeño detalle, en más de una ocasión una madre se ve obligada a sacrificar un brazo a la tenencia de su hijo para que éste no llore (y le llene la fuente de ravioles a toodo el edificio) sin dejar de hacer otras mil cosas más. Por consiguiente, tiene que aprender a ser manca, o peor que eso porque la criaturita que se apodera de tu brazo no es un sachet de leche que podés dominar con 2 o 3 dedos. Son 10 kilitos o más que se mueven de un lado al otro según las motivaciones que el mundo le presente.
Por ejemplo, supe escuchar a cierta madre (jamás develaremos su identidad, pero es lectora! -Guiño, guiño-) que usaba la mochila portabebe dentro de la casa para llevar a su hija en la espalda y poder seguir con los quehaceres del hogar, sin tener su llanto como música funcional. Otros, prefieren usar el carrito para similar aplicación, pero para evitar el llanto de la criatura lo entretienen con el famoso jueguito “Donde está tomi”. Finalmente las loosers como yo, creemos que nuestro hijo es tan único que va a obedecer nuestras órdenes, sin tener que llegar a estos extremos. Mbue, ¡CUAN EQUIVOCADA ESTABA!
El otro día tuve la pésima idea de ir 5 minutos a la cocina, para buscarle un postrecito a Joaco y no me pregunten cómo (porque estaba recontra atado) pero el enano hizo la gran Houdini, se deslizó entre las ataduras, se paró y se cayó desde la sillita de comer al piso. Lo encontré boca abajo llorando como Magdalena. Lo empecé a rotar como mapa de extranjero recién llegado, y nada che. Ni chichón, ni raspón, ni rojo, ni negro, ni nada que me indique dónde ponerle el gel frío que me estaba durmiendo la mano! En fin. Pasaron los días y Joaco se convirtió en Super Joaco y su madre -además de super idiota-, se convirtió en la primera mujer-antena que hace la parabólica humana para darle la cena. ¿Te lo visualizo? Con un brazo sostenés al mastodonte. Con el que te queda sacás la mamadera del esterilizador. La abrís (sosteniendo la mamadera con tus rodillas, y desenroscando la tapa con la mano libre) dejás la tapa sobre la mesada. Abrís la heladera, sacás el jugo, cargás la mamdera ¡y primera misión cumplida! Vamos por la cena. Abrís el freezer, sacás el tupper, lo ponés a descongelar en el microondas. Ahí el Quiqui empieza a jugar con el cable del portero. Entonces lo llevás hasta la alacena y sacás el platito. ¡Triing! Sale la morfi directo al platito (ahí es cuando el Quiqui se desespera y se tira hacia la comida). Como podés, le das juguito para que afloje ¡con la misma mano que lo sostenés! Porque con la otra, agarrás el plato, el postre y las cucharitas, el babero lo llevás entre los dientes, las servilletas bajo el brazo libre, y con todo eso, sin que deje de tomar lo sentás, atás y voilá… a cenar! AH! Del salpicré de zapallo de las paredes hablamos en otro post! ajajaja

jueves, 9 de junio de 2011

Cómo ser mamá sin que te pidan el divorcio en el intento


Después del último post, le di lástima a varios y logré salir a cenar con mis mejores amigas. Casi todas ellas madres (pasadas o recientes) y lógicamente el tema maternal se instaló en la mesa. Como nos une el juramento de no comentar historias privadas, solo voy a decir que me quedé con una reflexión que tiró una de ellas: “Si la pareja no está bien, sobrellevar la llegada de un hijo es mucho más complicado.” Días después le sumé a mi pensamiento otra declaración genial que escuché por ahí: “Ahora entiendo porqué tantas parejas se separan con chicos chicos.”
Como leerás, las novelas de las 3 de la tarde nos mintieron toda la vida. La chica que busca quedar embarazada del protagonista para atraparlo ¡No tiene ni idea de lo que le espera!!! Es decir, no solo que en la vida real no se quedaría con ella, sino que tal vez y si lo confirma un ADN puede que le pase una mensualidad. Pero de hacerse cargo NI A PALOS.
Lo mismo vale para esas ilusas que creen en el mito de salvar una pareja con la llegada de un hijo. No solo no la salva sino que además de complicarla pone a prueba a los padres y le hace la vida más difícil a esa nueva criatura.
Como un engendro entre Agatha Cristi y psicóloga de pareja que necesita catalogar un hecho con un comportamiento general para sentirse mejor y porqué no, parte del mundo.
La hipótesis fue: un bebe suma nuevas responsabilidades y tiempos que ambos padres deben asumir, compartir y compatibilizar con todas sus obligaciones preexistentes. Léase, sumarle horas al día o estrujarlas hasta que todo quepa en las efímeras 24 que tenemos. Es así como llegamos a vernos… Cocinando purecito, polenta, pollito y todo lo que el médico escribió y termine con “ito” a las 12 de la noche, para que el pequeño al otro día se alimente y no termine comiendo como nosotros; durmiendo zipeadas en la cuna funcional con tal de que te deje dormir una hora seguida; lavando medias, baberos o bodies mientras nos bañamos, y hasta aceptando cenar lo que dejó el bebé con tal de no volver a cocinar.
Claro después de esta vida envidiable, qué pareja se dedica un ratito a ver cómo anda el otro. Con tanto cansancio, dejar las zapatillas en el comedor puede ser un crímen de lesa humanidad para tu pareja. Entonar de más una respuesta, la mecha que enciende una discusión, y subirle un poco la voz al bebe porque no responde a tus órdenes, puede convertirse en una bronca con el otro porque ¡No me la puedo agarrar con una criatura de 10 meses!
Enojos más o menos, tal vez lo que nos sirva a todas sea volver a leer esas notas rosas de las revistas que nos recomendaban asegurarnos una hora por lo menos para nostras, hacer algo que realmente nos llene el alma o mimarnos como más nos guste. Si alguna se le ocurre otra solución… BIENVENIDA! ;-)

jueves, 7 de abril de 2011

Ma, ¿puedo ir a… ?


Cuando te convertís en mamá mil cosas cambian. Las salidas también. En realidad no cambian. Se autodestruyen en 10 segundos como el grabador de Misión imposible. Aunque te quieras hacer la loca, la superada, la mamá pulpo que puede con todo y más. Entre nos… no jodamos. Salir, lo que se dice salir. No podés con un bebé. Entonces te auto engañás con “hace frío”, “mejor vemos una peli”, “llevamos al nene así lo conocen”, “estoy cansada, mejor nos quedamos”, “qué tantas ganas tenés de ir”… Ahora, que estás leyendo esto para reírte de nosotras mismas, esquivar el laburo un ratito más, o simplemente porque ya se te acabaron los mails… preguntate y respondete sinceramente ¿Hace cuánto que no salen vos y tu pareja solos? A cenar, al cine, al parque, a tomar algo, a sacar la basura aunque sea???
Es que para salir ahora hay que llamar aun cónclave de obispos y esperar que salga el humo blanco por poco! Y no es una metáfora créanme. Parece como si hubieras retrocedido 20 casilleros en tu vida. Porque igual que hace 15 años te ves hablando con tu mamá con cara de pollito mojado mirándola desde abajo con las cejas arqueadas hacia arriba, como pidiendo perdón y esbozás con vos finita la frase “¿No me cuidás al nene el jueves que queremos ir a…?” ¡¡33 años al pedo nena!! 33 años y le tenés que pedir permiso a mamá, a tu suegra, a la madrina, a la baby sitter y hasta el chico del delivery para salir a tomar un humilde helado con el que solía ser tu media naranja (marido, amante, tutor)!! ¿Y vos creías que cuando te fuiste de casa a los 21 eras libre e independiente? Una vez más. Cuánta razón tenía Mafalda, che.

miércoles, 30 de marzo de 2011

De la gravidez a la gravedad


Desde los 15 que vengo diciendo que el cuerpo de la mujer es cruel. Y a pesar de que los hombres me retrucan que la mujer en su totalidad lo es, yo sigo comprobando que el envase que nos tocó es maldito. Y te explico porqué. Hasta los 11 vivimos sin pena ni gloria más o menos igual que los varones. Pero a los 12 (años más años menos) cuando te indisponés por primera vez, acaban de robarte tu peso. Sí, sí, como lo leés. Ya nunca más vas a poder saber cuánto pesás. Porque depende del día del mes vas a estar +/- 2 kilos, lo que representa +/- hinchada, y te entra +/- ropa! (nada mejor para esa edad) Entonces soñás con no indisponerte más, y (decisiones más, decisiones menos) te embarazás. Y ahora sí la hinchazón llega para quedarse! Tanto que puede que tu estómago termine debajo de la garganta o tu vejiga se enrosque en la columna vertebral. Pero en ese momento no te importa nada. Tu vida se focaliza en tu panza, tu hijo, su futuro juntos, la cuna, la deco de la piecita, la ropita, los chiches… ¿a quién le va a importar dónde está su hígado? Pero tarde o temprano el bebe abandona el útero y quién se queda a limpiar el “desorden”. Obvio, vos.
Ahí se viene una etapa de vaivenes, que tu cuerpo te marcará a rajatabla. Si das el pecho y tenés mucha leche, se te van a poner como dos melones durísmas (dirían en lo de Petinato) que no va haber pad que te banque. Vas a rogar que el bebe tome y tome, o te vas a pegar el sacaleche a la axila con tal de relajar un poquito la zona.
Ahora. Algo muy distinto quedó en lo que solía ser tu panza. Es el principio del fin. Ahí ya se perciben los primeros efectos de la ley de gravedad. Básicamente, donde estaba tu hijo, ahora hay un flan. Una gelatina con animal print de estrías que cae rotundamente hacia abajo, ejerciendo un movimiento pendular (de un lado al otro) cuando caminás. “Tenés que fajarte” sentencia tu mamá. Y vos te la quedás mirando y al fijar tu vista en su panza, pensás: “¿Me está jodiendo? ¿Con qué autoridad lo dice? ¿Todavía cree que funciona?
Ni te digo cuando dejás de amamantar. Ahora sí. El estómago que antes quedaba arriba del esternón, hoy pelea con las tetas a ver quién llega más abajo. Es como si te hubiera agarrado el Sopleteador de Arnet despeinándote el cuerpo de cabeza a pies.
Yo apenas llevo 33 años con este cuerpito Boteresco. Pero escucho ideas de tunning para dentro de unos años. Si ya te hiciste algo y lo recomendás… CONTAME!!!

martes, 29 de marzo de 2011

Ser madre: ¡ahora o nunca!


Viniendo para el trabajo leí la tapa de la revista Barcelona y me pareció que se merecía ser parte de mi post de hoy. El titular de tapa decía: ¡A coger que se acaba el mundo! Frente al Apocalipsis de desastres naturales, recomiendan copular sin preservativos. Enseguida lo asocié con la extensión de la licencia que ya es ley en Córdoba y gracias a Dios también se está debatiendo en las Cámaras de la Provincia de Buenos Aires y a nivel nacional.
¡Fabulantástico! ¿Cómo lo conseguimos?
- Realmente se termina el mundo en el 2011 -Nostradamus tenía razón- y como de acá a que quedar no llegás a tomarte la licencia… ¡te dicen lo que querés escuchar!
- ¡Es año electoral chicas! Si ellos votan por esta ley, creen que vos tu marido y tu mamá y tu suegra y todos los que alguna vez te tienen que cuidar al nene ¡los van a votar!
- Enterate que estás en un blog muy influyente. Y mi persuasivo post Volver al trabajo: 38 semanas de gestación. ¿12 de licencia? (linkear http://terapiadeprimerizas.blogspot.com/2011/01/licencia-para-matar.html) logró convencer a todos estos diputados y senadores!
Egontricidades aparte, la verdad es que creo que como Nación, deberíamos preguntarnos qué clase de ciudadanos queremos tener a futuro y ayudar a sus padres en el día a día, para que generar un fuerte vínculo como familia. Obviamente esto caería en saco roto si esto no se acompaña de mejoras económicas para los maestros que lo van a educar y los médicos que lo van a cuidar, no?