miércoles, 23 de enero de 2013

Lista negra


Luego de varias experiencias como cliente, ciudadana o simple consumidora embarazada, me he decidido a aplicar la sanción social a todas aquellas empresas u organismos que no tengas filas o sistemas de prioridad para personas con movilidad reducida en sus oficinas o locales.

Eso sí, para ser justos haré dos columnas donde comunicaré quienes lo aplican bien y quienes siquiera lo han pensado.  Ya se que muchos en estos días de fin y principios de año, con calores inusitados no tenemos ganas de ceder asientos, o sitios para estacionar o simplemente lugares en una fila eterna, pero la realidad es que la prioridad no es un favor que nos hace alguien bien educado, o “buena onda”. Es un derecho al que debe acceder cualquier persona embarazada, con bebés, con bastón, o cualquier discapacidad motora o física.

De los últimos días puedo comentar que:
Easy (por lo menos el de Palermo) posee estacionamiento exclusivo para embarazadas más cerca de las puertas de entrada y cajas con prioridad.

Movistar (el de Callao y Santa Fe) no tiene ningún tipo de prioridad, ni en filas, ni trámites, ni una persona de seguridad que haga pasar primero a quien lo necesita.

En el Village Cinemas Recoleta claramente somos menos que actrices de reparto no tenemos ninguna prioridad ni en las cajas para comprar entradas, ni en el kiosco que vende pochochos ni en los baños de damas. En todos los casos dependemos de la buena voluntad y educación de quienes tengamos a nuestro alrededor.

Los supermercados son un mundo aparte. Si bien todos tienen una caja exclusiva para embarazadas y discapacitados o personas con movilidad reducida, no siempre están señalizadas o a la vista para encontrarlas. Por ejemplo en Carrefour tenés que convertirte en secretaria de Sofovich moviendo las ensanchadas caderas y los productos que llevás, y aún así como no conseguís llamar la atención ni complacencia del cajero ni ningún cliente de la fila, te acercás y preguntás algo evidente “Esta es la cola de Prioridad?” dándole una chance para que te digan “Sí, pasá”. Bueno no. Te responde un seco “Sí” la típica vieja avinagrada que se apura por desplegar todos sus productos en la cinta para que no le ganes el lugar. El cajero, obvio en su mundo automático ni se enteró que yo estaba ahí.

Ahora, anotá en el Disco de Santa Fe entre Bustamante y Austria hay un cajero que es una especie en extinción. Te atiende muy amablemente aunque no estés en la caja de prioridad, e avisa qué caja te debería dar prioridad y te comenta “Con buena educación uno debe hacer valer la prioridad. Y al saludarte agrega: “Que tengas un feliz embarazo.”

Después tenés el Vea (ex Discos convertidos en supers de ahorro) tanto que hasta sus cajeros ahorran en sonrisas y amabilidad. Luego de convertirte en contorsionista para que todos vean tu panza y de den la prioridad que te corresponde por ley, apenas conseguís que te vean los clientes de la cola con caras de traste y miradas lanza puñales (al mejor estilo CQC) por ser la desubicada embarazada que llegó a la fila exclusiva justo después de ellos. El que sigue refunfuña para dentro, ahí se despierta el cajero, te ve y te dicen con desdén, “Pase”.

Otra experiencia religiosa son el Subte y los Colectivos de CABA, donde rige a pleno la ley de la selva y el menor esfuerzo. Básicamente hay que entrar gritando cual Tarzán “Un asieeento por favooor que estoy embarazaaada” para despertar a los “dormidos” que aunque tu panza les roce la nariz juran por su madre que no te vieron. Si bien debo admitir que a veces tengo la dicha de cruzarme con choferes buena onda que apenas me ven escalar la puerta del bondi, solicitan a su modo un lugar para vos, y en el subte extraordinariamente en la estación se acerca un “rara avis” que me pregunta “Te da vergüenza pedir el asiento? Porque a mi mujer le costaba. Si querés lo pido por vos.” Mi humilde conclusión sobre lo expuesto es que la falta de civismo, educación, roce social o simple solidaridad (como les guste llamarlo) es entre pobre y nula. Creo que es un deber de toda madre, padre o tutor educar a nuestros hijos en este sentido para que el día de mañana cuando seamos nosotros los viejos con movilidad reducida, no tengamos que mendigar un asiento, un lugar en la fila, algo de prioridad. No se qué pensás vos que me leíste hasta acá. Sumá tus experiencias en empresas, oficinas, transportes. A ver si entre todos usamos el arma más poderosa: la sanción social.

lunes, 7 de enero de 2013

Instrucciones para engordar sin engordar



Sin intención de exagerar creo que desde que tengo uso de razón, hago o me tienen a dieta. Si bien acepto que tengo una humanidad generosa, amante del buen comer y un físico que asimila hasta una manzana, siempre envidié a las flacas como mi hermana que se daban panzadas de lo que sea y no se les hacía rollo ni cuando se sentaban. De muy chica me ponían a dieta por descomposturas estomacales cada dos por tres, de adolescente tuve que recurrir a ella para entrar en los vestidos de las fiestas de 15, de joven para poder lucir bikinis y ahora hoy vuelve como Matrix reloded a re re re re re re re re re y unos 10 re más con el embarazo.

Lo peor es que me jode terriblemente estar a dieta. Prohibirme sabores. Vedarme el paladar o peor, destinarlo a cosas insulsas, dulces metálicos, ensaladas - pasto, o galletitas que asemejan el cartón Paspartou. Decí que cambió tanto el mundo y con él nuestra percepción del mundo, porque yo de chica (tipo 8 o 10 ponele) recuerdo una tarde que andá a saber porque hablaba de las dietas con mi abuela y le tiré: “Yo después de casarme no hago más dieta, quedo embarazada y chau.” Iluuusaa. Al toque la abuela retractó: “Es que es más difícil mantener una pareja que conseguirla. Tampoco vas a poder engordar demasiado.” Y ahora que lo recuerdo no se si habrá sido consejo, percepción o designio de la naturaleza, pero la realidad es que desde hace más de 20 años que la dieta ya no es una excepción sino un modo de vida. Con altibajos, comienzos de lunes y dejadas de martes. Pero ahí está.

Ahora. Desde que el mundo es mundo la mujer cuando está embarazada engorda. Y ni siquiera por propia decisión. Engorda porque el pibe o piba ocupa un lugar en el espacio que da la casualidad que es adentro de una, vio? Te repiten hasta el cansancio que lo que vos comés es lo que come el feto. Y no podés comer pescado crudo, ni chorizo, ni tomar alcohol, ni fumar, ni, ni. Ahora vos leés que este jugo tiene ácido fólico y tomás, leés que las frutas secas tienen mucho omega 3 que le hace bien al desarrollo del feto y comés -porque de paso te sacia la ansiedad- Ahora vas a esa turrita balanza del consultorio de la nutricionista y la muy hdp te tira el peor número de tu vida. Y encima de la mala nueva te comés un reto. ¡Te dije que no subás más 7 en todo el embarazo! Si, todos pedimos imposibles. Yo también le pido a Dios ganarme el Quini y acá sigo pobre. Si todas las revistas y webs de padres te dicen que el número razonable para tener un bebe sano, es de un quilo por mes, o sea entre 10 y 12, ¿Porque a mi me dejan solo 7? Respuestas: “Cosete la boca” dijo mi mamá. “Salí a caminar” dijo el padre de la criatura.“Mejor. Así vas a volver a tu peso antes”, dijeron algunas amigas.
La cosa es que a mitad de embarazo apenas me quedan 3 kilitos por subir y 5 meses por transitar. O sea: estoy al horno (sin papás porque engordan). Si a alguna lectora amiga se le ocurre un consejo sabio para poder engordar sin engordar. O mejor engordar pero sin subir de peso espero su recomendación ASAP (as soon as posible -como dicen los cancheros) porque desde el jueves que me pesaron a hoy, seguro YA SUBÍ!

jueves, 20 de diciembre de 2012

Segundo


Hace casi dos años y medio, mientras salía de la sala de partos con la analgesia aún en mis piernas, recibía un saludo-consejo-casi-mandato de la gentil enfermera que ayudó a nacer a Joaco: “Te esperamos dentro de dos años para la nena.” Apenas me sonreí y creo haberle respondido “Dale”. Como quien se encuentra con un viejo amigo en la calle y le dice “Te llamo y almorzamos”. O sea para quedar bien, pero no lo llamás nunca.

Lo que sí recuerdo es que a la semana, estaba 100% convencida de que no sería tan pronto. Pero después de tanto tiempo una se olvida de las noches en vela, la teta cada 2 horas y media y los murales de puré en las paredes, porque lo que permanece en la memoria son las sonrisas, los abracitos, y los dulces mamá que nos despiertan cada día. A la par, sentimos que a lo lejos suena virtualmente el reloj biológico en nuestra cabeza cuando soplamos las 35 velitas, y mbue... nos lo planteamos de otra manera.

Y recordando esta sentencia, viendo a Joaco jugando solo en su cuarto, rememorando viejas andanzas con mis dos hermanos y escuchando cada vez más seguido ese fatal “Y el segundo para cuando” nos embarcamos inconcientemente en la búsqueda del famoso hermanito. Esta vez mucho más relajados, suponiendo o vislumbrando que conocíamos por lo que íbamos a pasar y por supuesto queriendo que Joaco disfrutara de esa maravillosa sensación de tener un hermano. Un amigo, confidente, compañero de vida. Alguien con quien charlar antes de dormir. Quien te haga un lugarcito en la cama cuando hay tormenta. Alguien a quien pasarle la ropa. Con quien aprender a compartir los juguetes, los amigos, los padres. Y a este punto va el post.

Porque si bien todos te cuentan de los celos que van a surgir entre hermanos, jamás pensé que fuera tan pronto. Antes de mirar el resultado del Evatest, Joaco ya estaba insoportable. Se convirtió en un ataque de nervios permanente. Un pegoteo desmesurado conmigo. Unas patadas o manotazos a la panza cada vez que puede. Es más, si fuera nena creería que le vino o le está por venir, porque le surjen de la nada unos altibajos emocionales, típicos del prototipo de mujer histérica. En segundos y sin motivo aparente se largan un llanto propio de un golpazo y al toque por la misma razón (o sea ninguna) se matan de risa.

Esta situación me llevó a reflexionar sobre cómo serían los primeros días del/la segund@ -al día de hoy no sabemos qué será- . ¿Te diste cuenta que el segundo ya tiene competencia antes de conocer el mundo? Encima, no se le presta ni la mitad de atención que al primero. Yo personalmente, no leo cada noche el diario de un embarazo para ver qué le pasó hoy. Ni le ponemos música tan seguido. Ni sigo la dieta como antes. Y aunque trato de caminar siempre que puedo, no hago gimnasia como antes. Además de tener que levantar a Joaco cuando se empaca. Y tantos “ys”... que me ataca la culpa y siempre que puedo trato de ser ecuánime. Sobretodo porque yo siempre me quejé de esa desigualdad entre el primero y el segundo. Pero es casi imposible. El de afuera demanda como si supiera que se le termina el reino pronto. Y el/la de adentro ni se imagina lo que le espera. Una vida plagada de comparaciones “Es más largo, gordo, lindo, tranquilo... y demás guachadas... que Joaco”, un guardarropas de feria americana (incluso si es nena), un carrito, huevito, cuna y hasta juguetes usados... ¿A los cuantos meses conoce “el olorcito a nuevo”?

Ahora, si los médicos saben que a los chicos de 2 les cuesta este tema, me podés explicar ¿porque demonios te joden para que tengas otro a los 2? Obvio ¡¡Para joderte la vida!! Porque ellos lo traen al mundo pero el que se lo banca todos los días sos vos. ¿Cómo harán esas mega familias que se les ocurre tener 5, 6, 7 y hasta 8 pibes? ¿Tan masoquistas son? ¿Será verdad que del tercero en adelante se cría solo? ¿Hay una edad óptima para tener al segundo? Yo ya estoy al horno, pero por si te sirve te cuento. Muchos artículos de internet dicen que lo mejor es antes de los 2. Pero con lo que me costó a mi adaptarme a esta nueva vida, esa no era opción. Otras mamás que de 2 a 4 está bueno para que jueguen juntos y compartan más cosas. Pero bancate la época de los berrinches de los 2. Porque con un embarazo le estás dando una razón más que valedera para que se encapriche con pavadas. La última es que sean más grandes y probablemente te pidan ellos un hermanito. Aunque indefectiblemente surgirán los celos en algún momento.

En síntesis, “si te gusta el durazno, bancate la pelusa.” No leas tanto, ni te informes en demasía, ni le rompas tanto al pediatra, la maestra y el obstetra con preguntas sin respuesta. Recordá a aquellas madres inmigrantes de principios de 1900 que tenían entre 10 y 13 hijos. Seguro que jamás se plantearon todo esto. ¡Y sobrevivieron!

martes, 18 de diciembre de 2012

Saldando deudas

Hace demasiadas semanas que http://estaquetepario.comhttp://apuntesdeunarookiemom.com me dejaron el "armoso" regalito de nominar a Terapia de Primerizas como loc@ por tu blog

Orgullor aparte del sorpresivo premio, cumplo con misión de sumar nominaciones y ayudar a que se viralicen más blogs de mamás blogueras y así nuestras ideas revolucionarias viajen de post en post. Gracias a este premio descubrí blogs maravillosos de madres verborrágicas, agotadas, reflexivas, llorosas, de a ratos culposas, artistas pero sobretodo realistas, que además de escribir muy bien, me han hecho reír y sentirme muy identificada con sus posteos. Sinceramente, me hicieron sentir que no soy la única que sigue con las hormonas alteradas. 

Es por todo ello que a continuación les dejo 6 Blogs amig@s que recomiendo leer y comentar:





Si sos una de las blogueras elegidas, acordate que al nominar no podés incluir al Blog que te premió, y que deberás avisar con comentarios a los blogs que elegiste premiar.

VAMOS MAMÁS BLOGUERAS.... Al infinito y más allá!!! ;-)   

viernes, 26 de octubre de 2012

Es de plástico, hágala de goma.


Esta famosa frase que cerraba un aviso de Angelo Paolo (delata mi edad!), escrita por Ernesto Savaglio (uno de los más grandes creativos argentinos, multipremiado mundialmente) volvió hoy a mi mente, cuando al navegar la web Dscuento Argentina y le quería comprar todo a Joaco. Lo más curioso es eso. Por un instante caí en la cuenta de que esa felicidad indescriptible una antes de ser madre sentía a comprarse ese vestidito que te llamaba de la vidriera y te decía “te debo quedar pintado” hoy lo sentís cuando le compras ropa, juguetes o cualquier cosa a tu hijo.

Quedaron muy atrás esos viernes y sábados de soltera en los que te caminabas todo el centro buscando el pantalón que mejor te quedara para salir a bailar. Hoy, quien maneja nuestra vida es el reloj. Si sos prolija tu agenda. Y si sos techi, tu smartphone. Tenés 30 minutos para almorzar, 20 para depilarte, 15 para maquillarte en el subte y festejás cuando los shoppings abren 24 para las fiestas, porque podés salir de compras tipo 23:00, después que el nene se durmió bah.

La cuestión es que entré en Dscuento.com (el sitio que reúne todos los cupones y ofertas del resto de los portales y tiendas online de compra) porque lamentablemente no tenemos un octavo día en la semana como proponía cerveza Quilmes con el día Osvaldo (otra publicidad) y es como recorrer un shopping de descuentos online, sin moverme de donde esté. O sea. A ver si me explico. Vos podés estar esperando el turno del dentista y comprate un vestido de Las Oreiro. Podés estar trabajando a su vez, comprándole esa camisita de Cheeky que le debe quedar divina. Y lo mejor: con importantes descuentos, sin traspirar dentro de los probadores ni escuchar llantos interminables de tu hijo -que no le gusta salir de compras-.

Por eso madre amiga, ganale al tiempo. Agarrá tu tarjeta y sentí esa satisfacción adolescente comparndote todo. Total... es de plástico pero la podés hacer de goma. 

viernes, 5 de octubre de 2012

Me hacés bien


A principios de agosto se cumplieron 9 años de la partida de alguien muy importante para mi: mi abuela. Y aunque el tiempo ayuda a aceptar lo inevitable, se la sigue extrañando mucho. y lo comparto acá porque creo que desde que nació Joaco la tengo o la siento más presente que nunca. Tal vez porque ella llegó a ser una especie única -hoy en extinción- de madre-niñera-abuela cumpliendo los tres roles a la perfección.

Más de una vez cuando Joaco me saca con sus caprichos me pregunto y de algún modo le pregunto ¿Cómo hacía Doña Paula para lidiar con tres bestias como nosotros? Y no solo no huir detrás del primer vendedor ambulante que tocaba timbre en casa, sino además volver cada mañana con una sonrisa e incansable vocación, a cuidarnos y a su manera criarnos.

¿Habrán sido sus 10 hermanos menores los que la dotaron de su inagotable paciencia? Lo dudo. Por algo ella solo tuvo dos hijos. Pero lo siempre me llamó poderosamente la atención era su paz interior y su forma no violenta de dar a conocer sus deseos. Tanto, que bien podría haber sido hija de Gandhi y la Madre Teresa de Calcuta. Por la fuerza de sus convicciones, su perseverancia y tranquilidad para llevar a cabo las empresas más imposibles: acompañar a su marido en la tienda, ayudar a la comunidad de un pueblo chico y hasta vender todo para seguir los destinos de sus hijos.

¡Cómo me hubiera gustado que Joaco la conozca! Que ella fuera una imagen vívida para él, más que todas las hisotrias que le cuento. Recuerdo frases y gestos maravillosos como “Vos no sos malenseñado sino malaprendido” (impecable claridad de concepto para quien apenas completó 2do grado). O sus suaves caricias en la cabeza que aún hoy transmiten su serenidad. Hace poquito viendo una de sus últimas fotos, vino a mi mente una de las últimas charlas coherentes que tuvimos -cada tanto su mente la llevaba de viaje a otros años y mejores recuerdos de su pueblo-. Era una tarde en su casa, cargaba una manta de hilo que yo adoraba. Me la entregó en brazos y me dijo “Llevatela, te la regalo” (a veces creo que suponiendo lo que iba a pasar). Sorprendida la miré sin contestar y ella agregó: “Me hacés bien.”

lunes, 16 de julio de 2012

¡Feliz feliz en su día!


Cumpleaños I
Y sí. Aunque no me guste se ve que yo seré de esas madres historiadoras. Una mezcla de mamá Cora y Felipe Pigna que te hace el twitter del día en que naciste, pero en verbal. Para que lo sepan todos. Si es que el año anterior no te escucharon no? Arranco siempre con el famoso “A esta hora estaba saliendo para el Hopsital...” Al rato sigo: “A las 10 estaba en pleno trabajo de parto...” una pasadita de factura: “Vos naciste a las 12 pero a mi no me dejaron almorzar hasta las 5 de la tarde... Y algo que seguro tratará en terapia alguna vez: “Cuando el médico te dejó arriba mío estabas super morado, con cabeza de huevo y el pelo largo negro, después te prendiste a la teta...” (Imagino palabras de Joaco “Basta mamá, demasiada informacioooon”). Pero guarda. Tal vez hacemos terapia familiar porque esto es hereditario. Mi papá, antes de que naciera Joaco escribía en facebook y/o me llamaba y me contaba cómo fue mi nacimiento. Es el día de hoy que pasa cerca de la clínica y me dice “Ahí naciste vos”. Como esperando que una diga y/o haga algo más que decir “Ah!” (:-S). Por eso yo me juré y rejuré no hacerlo con Joaco. Pero te juro (no confien en mis juramentos) que no puedo. Surge. Son las 23.58 del día anterior y una quiera o no está rememorando ESE día en el minuto a minuto. Y cree que tal vez contándoselo a quien también fue protagonista se emocione como una. Yo elijo pensar que es como dicen los psicólogos. Que uno al recordar vuelve a vivir ese momento evocado y ¿quién no quiere revivir el nacimiento de un hijo una y otra vez?

Cumpleaños II
Hace unos pocos días festejamos el cumple de Joaco para el que durante dos meses visitamos casitas, pedimos presupuestos, mangueamos torta, encargamos souvenires, compramos ropa y mil etcéteras. El bello durmiente a 10 miunutos de empezar oficialmente su cumple en una casita alquilada y con todos los amigos esperando se dejó seducir por Morfeo y no había Cristo que lo despierte. Lo sarandeamos un poco, disfrazamos (vestimos pero para la ocasión) y allá fuimos, Obvio como todo ser humano que quiere dormir y no festejar algo que todavía no entiende estuvo berrinchoso tooda la tarde hasta.... Sí! Adivinaste! Hasta que terminó el cumple y cada invitado se fue a su casa. Moraleja: no festejes nada hasta que te lo pida. Es un desgate enorme de plata, esfuerzo y entusiasmo tirado a la basura.

Cumpleaños III
Por esas vueltas de la vida y misterios de universo como la reproducción del mosquito anófabo, mi bebé decidió nacer apenas 6 días antes de mi cumpleaños. (Si estás buscando bebé no dejes de leer esto y hacé bien las cuentas antes de escribir a París). Es decir, de acá hasta que Joaco cumpla al menos 15, yo no voy a poder soplar velitas que no hayan sido apagadas, ni comer torta sin cortar (de Pocoyo, Autito, Ben 10 y cualquier otro personaje nefasto que vaya a surgir), ni hacer un festejo sin globos, ni charlar tranquilamente con amigos... es decir... tengo que asmuir que cumpliré años el mismo día que mi hijo, resoplaré sus velitas y abriré algún regalito escondido entre los suyos. Y que me alcance.